El bullying y el ciberbullying son problemas que afectan a millones de niños, niñas y adolescentes en América Latina y el mundo.

Este artículo propone un análisis desde la neuroeducación, un campo que integra la neurociencia, la psicología y la educación, para comprender mejor estas problemáticas y diseñar intervenciones más efectivas en el entorno escolar.

A partir de una revisión de estudios recientes, se identifican aportes clave que permiten fortalecer la convivencia, mejorar las relaciones entre pares y reducir las situaciones de acoso.

RESUMEN DEL ARTÍCULO

Introducción

En las escuelas latinoamericanas, el bullying (o acoso escolar) sigue siendo una preocupación creciente. A menudo, estas conductas incluyen:

• agresiones físicas,
• verbales o emocionales,
• repetidas en el tiempo
• y con un claro desequilibrio de poder entre quien agrede y quien es agredido.

Con la llegada de la tecnología, estos comportamientos también migraron al entorno digital, dando lugar al ciberbullying, que puede ser aún más dañino por su alcance y dificultad para identificar al agresor.

Comprender estos fenómenos desde una perspectiva neuroeducativa permite analizar cómo influyen el desarrollo del cerebro, las emociones y los entornos sociales en las conductas violentas entre estudiantes. Esta mirada puede ayudar a los educadores a detectar señales tempranas y a intervenir con mayor eficacia.

Metodología

Este trabajo se basó en una revisión sistemática de literatura científica. Se analizaron más de 3.000 estudios publicados entre 2021 y 2024 en bases de datos académicas reconocidas (Scopus, Web of Science, ESCI y Latindex). Se seleccionaron finalmente 28 investigaciones que ofrecieran evidencia empírica robusta sobre bullying, ciberbullying y neuroeducación. Se excluyeron estudios meramente teóricos, literarios o con muestras no representativas.

Resultados y Discusión

Los estudios analizados revelan que el acoso escolar y digital está profundamente ligado a:

• dinámicas de poder,
• presiones sociales
• y uso desregulado de las redes sociales.

A menudo, los estudiantes agredidos carecen de herramientas emocionales o apoyo suficiente, y las escuelas no siempre cuentan con políticas claras de prevención.

Desde la neuroeducación, se propone capacitar a docentes, familias y estudiantes en habilidades como:

• la empatía,
• la autorregulación emocional,
• la resolución de conflictos
• y el pensamiento crítico.

También se sugiere diseñar programas escolares que contemplen tanto la dimensión presencial como la digital de la convivencia. La creación de redes de apoyo emocional y el fortalecimiento del rol de los adultos en la prevención son claves.

Conclusiones

Para prevenir el bullying y el ciberbullying de forma efectiva, es necesario implementar cambios estructurales en las instituciones educativas. Esto incluye:

• la incorporación de herramientas tecnológicas de monitoreo,
• formación continua para docentes en neuroeducación,
• y la participación activa de las familias.

También se destaca la importancia de promover una cultura escolar que valore la diversidad y el respeto.

A través de estas acciones, se pueden construir entornos donde los estudiantes se sientan seguros, comprendidos y respetados, y donde el desarrollo académico se complemente con el bienestar emocional y social.

Recomendaciones prácticas para escuelas y docentes

1. Implementar programas de formación en neuroeducación.
2. Incluir actividades de educación emocional y convivencia en el currículo.
3. Establecer protocolos claros frente a situaciones de acoso.
4. Fomentar el diálogo entre docentes, familias y estudiantes.
5. Promover el uso responsable y consciente de las redes sociales.