[Artículo] Desarrollo de empatía y teoría de la mente en niños y adolescentes en situaciones de violencia o guerra

Los primeros años de la vida son un periodo clave en el desarrollo cognitivo, social y emocional de las personas. Los niños y adolescentes aprenderán a ser participantes competentes en su comunidad social siempre que tengan las experiencias adecuadas. Además, particularmente los adolescentes, se encuentran en un periodo vital clave en la consolidación de su personalidad y de sus habilidades sociocognitivas.

Se llama cognición social al conjunto de habilidades cognitivas y ejecutivas que permiten la interacción en entornos sociales. Estas habilidades se fundamentan en la suposición de la existencia de las “otras mentes”, y se crean gracias a la suma de la interacción entre un individuo de características propias y un entorno social que proporciona la estimulación adecuada y las experiencias necesarias. La interacción social se basa principalmente en las inferencias sobre los estados mentales de los demás.

La teoría de la mente ó ToM (del inglés Theory of Mind) y la empatía son componentes primordiales de esta cognición social.

ToM se considera como la habilidad para entender e inferir otros estados mentales diferentes del propio, bien sean pensamientos, intenciones o deseos.

La ToM ayuda a predecir e interpretar en parte el comportamiento de otras personas, por lo tanto está directamente relacionada con las habilidades sociales y ejecutivas. Por su parte, la empatía se puede definir como una respuesta afectiva que surge de la comprensión del estado emocional de otra persona, bien sea alegría, tristeza, dolor, estrés, etc. Es un aspecto fundamental del desarrollo social y emocional del sujeto. Por su parte, las funciones ejecutivas no solo son claves en la resolución de problemas, sino que también en la competencia socioemocional y en habilidades sociocognitivas como la ToM y la empatía, ya que ayudan a controlar de forma consciente pensamientos y acciones.

Estas habilidades, operando conjuntamente, permiten que emerjan cualidades valiosas para la interacción social, como son la reciprocidad, la confianza, la solidaridad, la preocupación por el bienestar del otro, la aceptación de la pluralidad y de diferentes perspectivas. En general, estos atributos cimentan la vida social y posibilitan la existencia a largo plazo de la estructura social.

Multitud de investigaciones muestran que ciertos factores ambientales pueden hacer que el potencial sociocognitivo de los niños y adolescentes no se desarrolle plenamente. Por su parte, también la capacidad de autorregulación y habilidades ejecutivas pueden verse comprometidas antes ciertos contextos, como por ejemplo situaciones de pobreza, violencia, malnutrición y falta de afecto. Varios estudios han demostrado por ejemplo que las condiciones familiares y sociales asociadas con un nivel socioeconómico bajo tiene efectos perjudiciales sobre el desarrollo de la teoría de la mente, la empatía, y el reconocimiento emocional (reconocer las expresiones emocionales propias y de los demás).

Así, una investigación reciente que tuvo como objetivo analizar la teoría de la mente, el conocimiento emocional y la empatía en adolescentes colombianos de bajos recursos económicos escolarizados en la ciudad de Medellín comprobó la hipótesis de que, en general, los niveles socioeconómicos más bajos tienen niveles más bajos de habilidades de cognición social, especialmente en la teoría de la mente y la empatía.

Es importante recalcar que el bajo estado socioeconómico por si mismo no es el causante de las particularidades sociocognitivas de los niños y adolescentes, sino que hay que buscar las causas en las características y dinámicas familiares y del entorno, y unirlas a los rasgos de personalidad. Por tanto, un factor protector y favorecedor del desarrollo sociocognitivo de niños y adolescentes de bajos recursos es la escuela, siempre y cuando ésta sepa proporcionar el andamiaje necesario, promoviendo la empatía y la aceptación del que piensa o es diferente a uno.

La educación y ejemplo que les demos a los niños y adolescentes es clave para el desarrollo de su empatía hacia el otro.

Uno de los factores más importantes en los que como sociedad podemos contribuir en mostrándoles los beneficios de compartir y convivir con todo tipo de personas en igualdad de condiciones, lo que irremediablemente nos lleva a la conclusión de que, como en anteriores ocasiones hemos afirmado, la educación inclusiva no solo beneficia a la persona con discapacidad, neurodivergente, o culturalmente distinta, sino que beneficia a todo el conjunto de los estudiantes.

Pero hay otras experiencias adversas que también perjudican el desarrollo social, cognitivo y emocional de los niños y adolescentes, por ejemplo, las situaciones de violencia política en forma de conflictos armados o guerras como las que vivimos actualmente. Entre las consecuencias traumáticas que generan en los niños presenciar dichas situaciones se encuentran problemas de sueño, de atención y memoria, y funcionamiento cognitivo en general. Ejercicios tan importantes para el desarrollo como el juego y el aprendizaje se ven profundamente afectados. Este es un tema muy amplio que merece varias horas de estudio y discusión, pero particularmente en el tema que nos atañe, es importante señalar que los niños víctimas de un conflicto armado o de situaciones de violencia sufren una supresión emocional que hace que sus niveles de empatía disminuyan profundamente.

Uno de los motivos fundamentales de esta afección en las habilidades sociocognitivas se atribuye a lo que se llama desensibilización, es decir al proceso en el cual ciertas respuestas cognitivas o emocionales frente a un estímulo se ven atenuadas o eliminadas. Esto lleva a una pobre regulación emocional y a una disminución de la capacidad de procesar señales que normalmente desencadenarían una respuesta empática.

Con todo esto, sólo resta afirmar que tanto como sociedad como cada persona dentro de su individualidad y sus posibilidades, debemos trabajar unidos para ofrecer a los niños y adolescentes entornos afectivos y contenidos, diversos, evitando situaciones de marginación, violencia o agresión que puedan dañar su desarrollo cognitivo y social.

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Cómo citar esta publicación:

Sanz Blasco, S. (2023). Desarrollo de empatía y teoría de la mente en niños y adolescentes en situaciones de violencia o guerra. Asociación Educar para el Desarrollo Humano. www.asociacioneducar.com/desarrollo-empatia-teoria-de-la-mente-en-ninos-y-adolescentes-en-situaciones-de-violencia/
Investigadora del CONICET en el Instituto de Investigaciones Farmacológicas (ININFA) de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Realizó un posdoctorado en el Neuroscience and Aging Research Center del Instituto Sanford Burnham Prebys, en San Diego, California. Es Doctora en Fisiología por el Instituto de Biología y Genética Molecular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid. Además, es Licenciada en Ciencias Químicas, titulada en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid. Ha sido autora y coautora de más de 20 publicaciones científicas en el campo de las enfermedades neurodegenerativas.