Entrevistado: Dr. Omar Prieto (@dr.prietoomar), Médico Cardiólogo, Máster en Cardiología Clínica y Docente de la Universidad de Buenos Aires.
Entrevistador: Emanuel Moreira Merlo.
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Transcripción
Emanuel: Hola, Omar, un placer para mí que estés acá sentado y que charlemos un poco.
Omar: Gracias, gracias por la invitación. Es para mí también un gusto estar invitado con ustedes.
Emanuel: ¿Te parece, dado tu especialidad, si hablamos del corazón y el bienestar?
Omar: Óptimo, óptimo, cuando quieras.
Emanuel: Como primera pregunta, me gustaría empezar con: ¿Qué sería tener una buena salud cardiovascular?
Omar: Mira, Ema, me parece que es una pregunta sumamente interesante porque ya preguntarse qué es tener una buena salud cardiovascular te lleva a la reflexión y te trae al presente sobre cómo deberíamos vivir con un corazón más saludable. ¿Qué es tener una buena salud cardiovascular en realidad? Es preguntarse qué es tener un buen organismo. Muchas veces entendemos que el corazón es el motor de nuestras vidas, pero no hay una receta mágica para tener un corazón mejor que nunca. Vamos a ver que hay muchas emociones que afectan el corazón, muchos hábitos que lo benefician, y luego hay métodos más duros que podemos cuantificar para saber si tenemos una salud cardiovascular real, como por ejemplo los niveles de colesterol o las cifras de presión arterial. Pero creo en algo que es muy importante y, a la vez, difícil de alcanzar: el equilibrio. Tener una buena salud cardiovascular lo compararía con tener equilibrio. Cuando llevamos una vida equilibrada en nuestra conducta, generalmente va acompañada de una buena salud cardiovascular.
Emanuel: Perfecto. Y bueno, dado que trabajas en un consultorio y tenés tu consultorio, me gustaría saber qué problemas de salud ves más frecuentemente.
Omar: Sí, a ver, yo soy cardiólogo, trabajo en un consultorio y también soy docente, lo que me da una apertura para ver la salud cardiovascular de otra manera quizás. Uno esperaría que cuando te hacen esta pregunta, te respondas con algo como «lo que más veo es hipertensión» o «lo que más veo son infartos», y eso tiene que ver más con el área en la que te involucras. Entiendo que estamos en una época de la medicina donde la visión integral del paciente debe ser contemplada. Ya no podemos hablar solamente de patologías y etiquetar a las personas por su patología. Comprender el hábitat en el que estamos viviendo, las circunstancias que te rodean, cómo te sentís en el momento de la consulta, cómo convivís con esa emoción, creo que es fundamental. Hoy por hoy, y dadas las circunstancias, si me preguntas cuál es la patología con más prevalencia dentro de la consulta médica, te diría que es la angustia, la ansiedad y la depresión. Todo esto tiene una gran implicancia en la salud cardiovascular y puede desencadenar muchos eventos coronarios. Después de la pandemia que sufrimos hace tan poco tiempo, hemos visto un aumento de pacientes con trastornos como insuficiencia cardíaca y arritmias. Así que no se trata solo de identificar la patología más prevalente, sino de entender que la prevalencia va de la mano de muchos cofactores que influyen en que podamos vivir con un corazón más sano o un poquito más enfermo.
Emanuel: Perfecto. Después vamos a hablar un poquito más sobre lo que mencionaste, pero me gustaría saber entonces: ¿Cuáles son los signos o síntomas de enfermedades cardíacas que la gente suele pasar por alto?
Omar: Mira, es una pregunta interesante porque abre un abanico de respuestas, especialmente cuando se trata de género y salud cardiovascular en la mujer. También nos lleva a entender que los síntomas no tienen que ser específicamente físicos; hay percepciones de sentimientos y emociones que tienen impacto en nuestra salud cardiovascular. Desde el punto de vista médico, si tengo que hablar de síntomas y signos, el síntoma claramente es lo que percibe el paciente, y lo que perciben la mayoría de las veces es dolor de pecho o falta de aire, eso es lo que todos conocemos. Los signos, por otro lado, son lo que nosotros, los médicos, evidenciamos, como que el paciente está un poco más gordito, más inestable, o fuera de su acondicionamiento físico. Pero hay algo más simple que puedo preguntarte: ¿Cómo vivís? ¿Cómo te sentís? ¿Cómo estás todos los días? ¿Cómo desarrollas tu vida cotidiana? ¿Cómo te abrochás los cordones? ¿Cómo te llevás con tu pareja? ¿Cuántas veces sonreís por día? ¿Cuántas veces llorás por día? Estos también son signos y síntomas de enfermedad cardiovascular.
Hay algo que es llamativo: durante mucho tiempo se creía que las mujeres tenían menos probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares porque se pensaba que estaban protegidas por sus hormonas. Esta teoría estuvo vigente durante mucho tiempo, pero se vio que la gran mayoría de las mujeres no estaban contempladas en los estudios clínicos, y la mayoría de los ensayos clínicos se realizaban sobre hombres. Sin embargo, se descubrió que las mujeres también tienen una alta prevalencia de enfermedades coronarias, aunque sus síntomas pueden ser diferentes a los de los hombres. Por ejemplo, un dolor de pecho en una mujer puede estar vinculado tanto a una sensación de angustia como a una enfermedad coronaria. Por eso, cuando algo no está bien, es importante comentarlo. No recurras a Google; consultá con un médico. Nosotros tenemos la intuición y la experiencia del día a día, y esa convivencia con nuestro organismo es la que nos dice: «Esto no está bien, no soy el mismo de ayer». Eso es lo que llamamos red flags, esas banderitas rojas que indican que algo no está bien. Tenerlas presentes nos beneficia a todos.
Emanuel: Y sobre todo, no mentir en los diagnósticos.
Omar: Totalmente.
Emanuel: ¿Qué hábitos, ya que hablabas de esto del dolor de pecho, son los que más dañan nuestro corazón?
Omar: Viste que hay palabras que son terribles porque cuando uno habla de daño, parece que el que daña es culpable, ¿no? Si te digo: «Las carnes rojas y las papas fritas dañan tu salud cardiovascular», vos podrías contestarme: «Sí, tenés razón, comer carnes rojas en exceso y papas fritas dañan tu corazón». Pero ¿qué pasa si cambio la palabra y te digo: «Comerte un asado con amigos, riéndote un sábado a la noche, te hace muy bien»? No estoy haciendo apología de comer papas fritas y asado, pero cuando demonizás algunos hábitos, es porque sentís culpa. Detrás de esa demonización de un mal hábito, suele haber culpa. Creo que hay hábitos que claramente hacen bien, como un buen descanso, una alimentación saludable, un espacio para la recreación y el ocio, mantenerse activos todo el tiempo, la lectura, y algo muy nuevo y súper interesante: estimular la reserva cognitiva, que es mantener nuestra mente funcionando, hacer manualidades, rodearse de afectos, reírse, sentir y generar un buen ambiente. Todo esto hace que nuestro corazón esté mucho mejor, y claramente, eso se va a reflejar en estudios como el electrocardiograma o en tu laboratorio. Vuelvo a insistir en lo que dije al principio: somos un ser integral, y con estos pequeños cambios, lo que algunos llaman «hábitos atómicos», podemos expandir fuertemente nuestro bienestar.
Emanuel: Ya que mencionabas lo del asado y las papas fritas, te doy un dato: a mí no me gustan las papas fritas, así que estoy salvado en ese aspecto. Hablando de bienestar y todo eso, desde tu visión, ¿qué impacto tienen las emociones en nuestra salud?
Omar: Bueno, la realidad es que, y ya voy más allá de mi visión porque mi visión está un poco sesgada, ya que investigo mucho sobre esto, pero hay estudios muy sólidos en el área de las ciencias médicas y específicamente en cardiología que han demostrado que las emociones tienen un impacto tan fuerte como los niveles elevados de colesterol o de presión arterial, y son independientes de la presencia de estos. Hay un estudio muy importante llamado INTERHEART, que fue uno de los estudios más grandes en este campo, que mostró que la depresión, la ansiedad, la angustia y situaciones conflictivas emocionalmente producen daño cardiovascular de igual manera. Es hora de poner las cartas sobre la mesa y decir que las emociones nos están afectando todo el tiempo, impactando en nuestra salud física y cardiovascular. No podemos dejar de reconocerlas. Es crucial educarnos en conocer nuestras emociones para poder identificar no solo problemas cardiovasculares, sino también para mejorar nuestro entorno y nuestro bienestar general.
Emanuel: Hoy en día, mencionabas antes la depresión y la ansiedad. Son cada vez más frecuentes estos trastornos. ¿Qué tanto afectan nuestra salud física?
Omar: Bueno, lo acabamos de vivir. Salimos recién de una pandemia, no hace tanto tiempo, y fue algo terrible, algo inesperado. Si te lo hubiese preguntado cinco meses antes, nadie podría haberse imaginado salir con una máscara a la calle, no poder tocar a otra persona, no poder ver a alguien cercano. El aislamiento y la soledad fueron dos factores muy fuertes para nuestra salud integral. El aislamiento es una condición objetiva, donde no tenés contacto con otras personas, pero la soledad es subjetiva. Podés estar rodeado de gente y sentirte solo. Esto pasó con mucha frecuencia durante la pandemia, porque no todo el mundo estaba aislado en forma individual, sino que estaban aislados en un grupo familiar o en un entorno determinado, pero la soledad estaba muy presente. Estos dos factores van de la mano y tienen un vínculo estrecho con la depresión y la ansiedad. La depresión, por ejemplo, aumenta la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, como insuficiencia cardíaca o enfermedad coronaria, y el sedentarismo que la acompaña también afecta nuestra salud física. La depresión es un factor que nos quita la capacidad de disfrutar de la vida, de seleccionar qué es lo que nos gusta y no nos gusta, y de mantener vínculos saludables. Somos seres sociales, necesitamos sociabilizar, y cuando perdemos eso, nuestra salud se resiente en todos los aspectos.
Emanuel: Exacto. Es muy interesante todo lo que decís, porque la verdad es que necesitamos de ese afecto, ese cariño y todo eso. Me gustaría que habláramos un poco del sueño. Hoy en día es muy común dormir menos del tiempo recomendado. ¿Qué efectos tiene esto en nuestra salud?
Omar: Durante mucho tiempo, el sueño no se consideraba tan importante. De hecho, había un periodista muy famoso aquí en Argentina, Bernardo Neustadt, que comenzaba su programa diciendo: «Mi nombre es Bernardo Neustadt, tengo X cantidad de años», y decía con orgullo que dormía solo cuatro horas. Se jactaba de que cuanto menos dormías y más rendías, más poderoso te volvías. Claramente, esta era una estrategia de ese momento, y no es una crítica hacia el periodista, que era excelente en su trabajo. Pero hoy sabemos que cuando dormís poco o mal, tu organismo no funciona igual. Te lo digo con un ejemplo sencillo: ¿qué pasa si no cargas tu celular? Al día siguiente, anda medio lento, no responde como debería. Lo mismo ocurre cuando no dormís lo suficiente. El sueño es una etapa crucial en nuestra vida, donde se regeneran células, se consolidan pensamientos, la presión arterial desciende, la frecuencia cardíaca baja, y es fisiológico, lo necesitamos. Es un momento donde nuestra vista descansa, nuestros oídos dejan de escuchar, y esa angustia también puede cambiar si en ese momento lo reparamos. Es tan importante que la American Heart Association, en sus elementos esenciales para una buena salud cardiovascular, incluye el sueño. Hay un área dentro de la medicina cardiovascular que se dedica a estudiar el sueño, porque es sumamente importante. Alteraciones en el sueño afectan directamente la probabilidad de padecer arritmias, hipertensión arterial o que el manejo de la insuficiencia cardíaca no sea el correcto. Así que, además de ser lindo dormir bien, es efectivo para nuestra salud cardiovascular.
Emanuel: Entonces, la recomendación es dormir, dormir y dormir.
Omar: Sí, si se puede. Y hay truquillos para mejorar el sueño, lo que se llama «higiene del sueño». No significa que te tengas que bañar antes de dormir, sino que hay pequeños tips que podés implementar para que tu descanso sea más efectivo. La temperatura de la habitación, la ropa con la que dormís, el sonido en el lugar donde vas a descansar, alejar los dispositivos electrónicos al menos dos horas antes de acostarte, evitar conflictos antes de dormir, utilizar música calmante, y estrategias de respiración sencillas que inducen y te llevan al sueño de forma natural. Respetar los horarios también es clave. El horario del sueño debe respetarse para que sea higiénico, efectivo, redituable y percibido como algo positivo.
Emanuel: Sobre todo eso, levantarse y acostarse siempre a la misma hora. Creo que la temperatura recomendada era entre 18 o 17 grados.
Omar: Sí, entre 18 grados es lo ideal, pero cada persona es diferente. Hay gente más friolenta, y no pasa nada si duermen con un poco más de abrigo. Lo importante es que sea una temperatura agradable para descansar bien.
Emanuel: De acuerdo. Me gustaría que habláramos también del estrés negativo, que hoy lamentablemente afecta a mucha parte de la población. ¿Cómo impacta en nuestro corazón específicamente?
Omar: El mal manejo del estrés, o la incapacidad de afrontarlo, claramente lleva a una sensación muy triste, agobiante y desgastante, que tiene impacto en nuestra salud. Si vivís con estrés negativo recurrente, tu cuerpo empieza a enfermarse. El manejo es fundamental para evitar que persista en el tiempo y que el estrés se gestione con herramientas efectivas. Así como se puede hablar sobre el sueño para gestionarlo mejor, es importante tener estrategias para enfrentar el estrés. Si te tocan siete días de lluvia justo en tus vacaciones, gestionálo de otra manera, llevate un juego de cartas, por ejemplo. Algo parecido hay que hacer con el estrés: buscar herramientas para afrontarlo y que no se convierta en un problema persistente.
Emanuel: ¿Qué herramientas podríamos usar para aliviar el estrés?
Omar: Lo primero es cuestionarse a uno mismo: ¿Por qué me llevó esto al estrés? Una vez que te haces esa pregunta, proponete algo que te genere placer. Por ejemplo, si una situación económica te provoca estrés, proponete leer un libro, algo recreativo que te aparte momentáneamente de la situación y te compenetre en otra cosa. O salir a correr si te gusta, sentir el aire fresco, percibir el olor de la naturaleza, correr en la cinta con música que te guste. Eso te desenchufa y, además, genera un montón de sustancias en tu organismo que son infinitas y que hacen bien a tu salud cardiovascular y mental. Otra opción es cocinar algo rico para tu familia, enfocarte en ese proceso y disfrutarlo. Siempre tenemos que pensar en cosas que estén a nuestro alcance. A veces, lo más sencillo es lo más efectivo: escuchar una canción que te gusta, llamar a un amigo, ver algo que te haga reír. Aprovechá lo que tenés a mano para gestionar el estrés.
Emanuel: Me voy a salir un poco del tema para hacerte una pregunta que siempre escucho y me gustaría conocer tu opinión: ¿Es verdad que la vida pasa ante nuestros ojos antes de morir?
Omar: Es una pregunta fuerte, porque es difícil de contestar. Tendría que haber pasado alguien por esa experiencia para confirmarlo. Pero recientemente se hizo un estudio en pacientes comatosos, evaluando la actividad neurológica por electroencefalograma, y se vio que había actividad cerebral incluso en períodos sin latidos. Esto sugiere que podría haber un estado de cognición previo a la muerte. Pero la vida pasa ante nuestros ojos todo el tiempo, no tenemos que esperar ese momento. La vida es aquí y ahora. Y esto es algo muy importante: cuando empecé a hablar de la muerte siendo médico, fue fuerte porque se supone que debo hablar de la vida. Sin embargo, cuando tocas el tema desde la otra vereda, desde la comprensión de que la muerte es algo inevitable, te lleva a disfrutar y estar presente en el aquí y ahora. No debemos bajonearnos por algo que sabemos que es una certeza, sino enfocarnos en disfrutar del presente. Eso también es una gestión del estrés. Hay gente que vive estresada pensando en la muerte, pero yo digo: disfrutá que estás bien ahora, disfrutá el momento que tiene un valor inmensurable. Técnicas contemplativas como la meditación nos traen al presente, nos enseñan a disfrutar de lo que tenemos aquí y ahora.
Emanuel: Y muchas veces pasamos por alto esos pequeños momentos y no tomamos dimensión de lo que estamos viviendo. Hablando justamente de un beso de tu pareja, tengo otro mito que no puedo evitar preguntarte: ante una ruptura amorosa, ¿existe esa sensación de «me rompieron el corazón»?
Omar: Sí, claro que existe. Primero, es una expresión poética, pero claro que existe. A quién no le ha pasado. Pero creo que el mito se refiere a algo más específico, a personas que realmente se enferman por estas rupturas. Existe una entidad llamada «síndrome del corazón roto», que es una entidad cardiológica con un diagnóstico preciso y un nombre científico establecido. Es más frecuente en mujeres y se da generalmente ante situaciones de estrés. Es como un calambre fuerte en las arterias que limita la irrigación al corazón, y se produce por la liberación de catecolaminas, como la adrenalina. Esta falta de irrigación provoca que una parte del corazón tome una forma muy característica, lo que se describe como el síndrome del corazón roto. Pero no siempre está vinculado a una ruptura amorosa; puede ser cualquier situación de estrés que afecte a una persona. También existe el «síndrome del corazón feliz», que es cuando el corazón exagera en alegría, lo que también puede generar eventos cardiovasculares.
Emanuel: Hablamos ya un poco y diste algunos consejos, pero me gustaría que pasemos a una mirada más positiva. ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra salud?
Omar: Infinidad de cosas. A mí todos los días se me ocurre algo nuevo para llevar a mis pacientes y para transmitir. Creo que es fundamental mejorar nuestra comunicación. Gran parte de los problemas que tenemos hoy en día no solo en lo cardiovascular, sino en todo, es por falta de comunicación. No sabemos cómo comunicarnos, cómo expresar lo que queremos comunicar, por falta de asertividad. La asertividad es la capacidad de decir lo justo en el momento justo, de la manera justa. Es fundamental para que tu corazón funcione bien y para que podamos vivir mejor. Mejorar las relaciones interpersonales es clave. Además, hay cosas que sabemos que están bien hacerlas, aunque no nos gusten tanto, como la actividad física. No todos somos deportistas, pero la actividad física ya no se negocia. Ha sido tan demostrado que hacer deporte hace bien, que tenemos que mantenernos activos, aunque no tengamos ganas. El hábito se construye de a poco, y con el tiempo, te empieza a gustar. Reírte más, buscar cosas que te hagan sentir bien, es también esencial. Parece sencillo, pero tiene un impacto enorme. Y rodearte de personas que te sumen buena energía, buena onda, momentos de placer y felicidad, es fundamental. Ese vínculo de empatía es un feedback que nos hace sentir bien, y es recíproco.
Emanuel: Absolutamente. ¿Qué hábitos podés recomendar para aumentar nuestra salud cardiovascular?
Omar: Además de los que ya mencioné, el contacto con la naturaleza es muy importante. No significa que te tengas que ir a vivir al medio del campo, pero cuanto más espacio verde tengas a tu alrededor, mejor. También las mascotas, que te llenan de afecto genuino, sin contaminación de ideales o materialismo. Eso nos hace sentir bien y mejora nuestra salud cardiovascular. El bienestar y la calidad de vida son claves. Si hacemos una encuesta, la mayoría preferiría calidad de años sobre cantidad. Apuntá a vivir bien, con metas claras, y rodeate de lo que te hace bien.
Emanuel: Y ahora que lo mencionabas, estoy seguro de que teniendo una mascota siempre alguna sonrisa te va a sacar.
Omar: Exactamente, te saca una sonrisa, te ayuda a gestionar el estrés, te saca de lo cotidiano. A veces te hace enojar, pero eso también es parte del equilibrio. Te mueven de un lado a otro, pero para bien. Además, te ayuda a moverte cuando los sacás a pasear. En tu lugar de trabajo, siempre es bueno tener una planta cerca. En Japón, donde los espacios son reducidos, el manejo y la cultura del bonsái generan mucha concentración y contemplación. El contacto con la naturaleza, aunque sea mínimo, tiene un impacto positivo.
Emanuel: Había leído sobre un estudio que decía que incluso los árboles en la ciudad, no necesariamente en un parque, también llevan al bienestar.
Omar: Sí, y esto es algo muy interesante. Es preferible hacer algo, aunque sea solo los fines de semana, que no hacer nada. Recientemente se publicó un estudio sobre los «weekend warriors», las personas que hacen actividad física solo los fines de semana. Se vio que hacer 150 minutos de actividad física en esos dos días tiene efectos beneficiosos. No es lo ideal, pero es mejor que nada. La actividad física es fundamental y no se negocia.
Emanuel: Bueno, qué buena noticia. Menos mal que no son los burpees porque eso sí que es más complicado. Y ahora, pasemos a otra pregunta: ¿considerás que la meditación es una buena herramienta para cuidar nuestra salud?
Omar: Totalmente. Ya está demostrado. La meditación es una técnica no farmacológica muy efectiva para el abordaje de muchas patologías. Hoy en día, las técnicas contemplativas, como el mindfulness, han demostrado ser muy beneficiosas. La meditación es mucho más simple de lo que se piensa. Es una herramienta que está al alcance de todos, y se puede practicar en cualquier lugar. El mejor meditador es aquel que puede parar la pelota en medio de la tormenta, que puede meditar en cualquier situación. Meditar es conectar con el lugar en el que estás y disfrutar de lo que tenés aquí y ahora.
Emanuel: Y justamente creo que se trata de eso, de poder aislarte de todo y estar vos con tus pensamientos y nada más.
Omar: Sí, con tu ser. Es muy importante conectar con tu ser. Cuando uno piensa en esto, muchas veces lo desvincula de la medicina, pero el ser, el disfrute y el bienestar son pilares fundamentales de nuestra salud. No se trata solo de hacer estudios médicos, sino también de acompañar al paciente en su proceso, de ofrecerle un apoyo emocional. Eso tiene un impacto enorme en la salud.
Emanuel: Me acordaba de lo que decías sobre el médico que te acompaña y todo eso, y me parece que es un mimo al corazón. Para terminar, tengo aquí unas cartas con emociones. Te voy a pedir que saques una, la leas y la relaciones con lo que estuvimos hablando. ¿Te parece?
Omar: A ver, vamos por esta… ¡Muy bien! Me tocó «optimista».
Emanuel: ¿Qué te hace sentir optimista?
Omar: Me siento optimista porque estamos atravesando una situación en la medicina que está muy desdibujada, el arte de curar y la docencia han perdido valor, pero veo una generación nueva que no quiere más ese modelo estructurado de poco compromiso y poca empatía. La cosa está cambiando, porque la escucha se está volviendo más activa, el lenguaje se entendió como fundamental, y mis propios colegas están abriendo las puertas a una medicina más integral, que combina avances tecnológicos con la gestión de las emociones. Veo mucha gente dispuesta a hacer bien las cosas, a brindar caricias a los demás, y eso me da un grado de optimismo muy grande.
Emanuel: La verdad que es un hermoso mensaje. Muchas gracias por compartir esta charla. Me encantó que estés acá sentado conmigo.
Omar: Gracias a vos, gracias por transmitir y por hacer este trabajo tan fenomenal.
Bibliografía:
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Cómo citar esta publicación: Prieto, O., y Moreira Merlo, E. (2024). Episodio 5: El El impacto de las emociones en la salud. Aprende con AE - Asociación Educar para el Desarrollo Humano. https://asociacioneducar.com/podcast-episodio-5-las-emociones-tienen-impacto-en-nuestra-salud/