La dispraxia motora, también conocida como trastorno del desarrollo de la coordinación (TDC), es una condición neurodesarrollante que afecta la planificación y ejecución de movimientos coordinados (Blank et al., 2019).
Los niños con dispraxia experimentan dificultades para realizar tareas motoras diarias como abotonar una camisa, escribir o montar en bicicleta, lo que impacta significativamente su desempeño escolar y social (Zwicker et al., 2021).
A pesar de no estar relacionada con deficiencias intelectuales, la dispraxia puede afectar la autoestima y las habilidades de aprendizaje si no se identifica y aborda de manera temprana (Wilson et al., 2020).
Este artículo explora la dispraxia motora, sus causas, manifestaciones y estrategias de intervención, destacando el papel fundamental de la fisioterapia en la mejora de las habilidades motoras y la calidad de vida.
¿Qué es la Dispraxia Motora?
La dispraxia motora es una disfunción del sistema nervioso central que afecta la capacidad de planificar y coordinar movimientos voluntarios (Barnhart et al., 2022), este trastorno se presenta en aproximadamente el 5-6% de los niños en edad escolar, con una mayor prevalencia en varones (American Psychiatric Association, 2022).
Según la clasificación del DSM-5, la dispraxia motora se caracteriza por:
- Dificultad para aprender y ejecutar habilidades motoras.
- Torpeza o falta de coordinación.
- Retraso en hitos motores como gatear o caminar.
- Problemas en actividades que requieren precisión (p. ej., escritura o cortar con tijeras).
Causas y Factores de Riesgo
Las causas exactas de la dispraxia motora no se comprenden completamente, pero la evidencia sugiere que pueden estar relacionadas con alteraciones en las vías neuronales que coordinan el movimiento (Harrowell et al., 2018).
Factores como el bajo peso al nacer, la prematuridad, antecedentes familiares de trastornos del neurodesarrollo y complicaciones perinatales aumentan el riesgo de desarrollar dispraxia (Lingam et al., 2020).
Impacto en el Aprendizaje y la Vida Diaria
Los niños con dispraxia enfrentan dificultades en diversas áreas:
- Académico: Problemas con la escritura (disgrafía), baja velocidad de procesamiento y dificultades para seguir instrucciones complejas (Missiuna et al., 2021). Estos niños pueden tener un desempeño académico inferior a sus compañeros, no por falta de comprensión, sino por las dificultades para plasmar sus ideas de manera eficiente en tareas escritas.
- Social: Falta de coordinación en juegos, lo que puede llevar al aislamiento o burlas (Schoemaker et al., 2019). La participación en actividades recreativas y deportivas puede verse limitada, afectando las oportunidades para desarrollar habilidades sociales y construir amistades.
- Emocional: Mayor riesgo de ansiedad y baja autoestima debido a las dificultades constantes (Caçola et al., 2020). Los niños con dispraxia a menudo experimentan frustración y estrés emocional al no poder realizar tareas cotidianas con facilidad, lo que puede derivar en sentimientos de incompetencia y retraimiento social.
Estrategias de Intervención
La intervención temprana es fundamental para mejorar las habilidades motoras y minimizar el impacto de la dispraxia.
Algunas estrategias efectivas incluyen:
Para Terapeutas
- Terapia de Integración Sensorial: Mejora la coordinación a través de actividades que estimulan el sistema propioceptivo (Wilson et al., 2020).
Ejercicios como el uso de plataformas vibratorias, balanceo controlado y juegos de presión profunda ayudan a regular la percepción sensorial y a mejorar la organización del movimiento. - Ejercicios de Coordinación y Equilibrio: Uso de circuitos motores para fortalecer la planificación motora (Zwicker et al., 2021). Incorporar juegos como saltos de precisión, caminar sobre líneas irregulares o transitar por obstáculos dinámicos facilita el desarrollo de la coordinación intermuscular y el control postural.
- Terapia Basada en Tareas: Prácticas repetitivas de habilidades específicas como escribir o atarse los zapatos (Smits-Engelsman et al., 2023). Esta terapia consiste en la repetición guiada y adaptada de actividades funcionales que permiten al niño mejorar su rendimiento motor en tareas cotidianas.
Para Padres y Cuidadores
- Crear rutinas estructuradas para reforzar habilidades motoras: Implementar horarios consistentes y dividir las tareas en pasos pequeños facilita la adquisición gradual de habilidades motoras complejas.
- Fomentar juegos que impliquen habilidades bilaterales como lanzar y atrapar: Estos juegos no solo mejoran la coordinación mano-ojo, sino que también desarrollan la lateralidad y el control motor global.
- Apoyar la autoestima con refuerzos positivos y metas alcanzables (Caçola et al., 2020): Celebrar los logros, por pequeños que sean, y brindar retroalimentación positiva fomenta la confianza en sí mismos y reduce el estrés asociado a sus dificultades.
Para Educadores
- Adaptar materiales (uso de teclados, papel con guías): Implementar tecnologías de asistencia, como software de dictado o lápices ergonómicos, permite a los niños con dispraxia acceder de manera más equitativa al contenido académico.
- Implementar pausas motoras en el aula: Incluir breves períodos de movimiento entre actividades ayuda a mejorar la atención y la regulación emocional, al tiempo que estimula el desarrollo motor.
- Colaborar con terapeutas para diseñar planes individualizados (Missiuna et al., 2021): La coordinación entre educadores, terapeutas y familias es esencial para adaptar el entorno escolar a las necesidades del niño y promover su éxito académico.
Actividades Recomendadas para Fortalecer la Coordinación Motora
- Juegos de equilibrio (caminar sobre una línea, uso de balancines): Estas actividades fortalecen el control postural y la conciencia corporal, esenciales para la ejecución de movimientos precisos.
- Manualidades (recortar, modelar con plastilina): Las actividades de motricidad fina mejoran la destreza manual, la fuerza de los dedos y la coordinación ojo-mano.
- Deportes adaptados (natación, yoga infantil): Estas disciplinas ofrecen un entorno seguro para practicar habilidades motoras, mejorando la coordinación, el equilibrio y la flexibilidad.
Conclusión
La dispraxia motora es un desafío significativo para los niños que la experimentan, pero con un enfoque interdisciplinario que incluya fisioterapeutas, educadores y familias, es posible mejorar la calidad de vida y el desempeño escolar.
Las intervenciones personalizadas y tempranas permiten a estos niños no solo mejorar sus habilidades motoras, sino también desarrollar resiliencia emocional y social.
Es crucial crear entornos comprensivos que ofrezcan apoyo continuo, adaptaciones razonables y oportunidades para el éxito. La colaboración entre los distintos actores permite implementar estrategias efectivas que potencian las capacidades del niño, facilitando su integración escolar, social y familiar.
Al comprender la dispraxia y adoptar un enfoque empático e interdisciplinario, podemos derribar las barreras que enfrentan estos niños y brindarles las herramientas necesarias para alcanzar su máximo potencial y desenvolverse plenamente en la sociedad.
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Referencias:
- American Psychiatric Association. (2022). Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, Text Revision (DSM-5-TR). DOI: 10.1176/appi.books.9780890425787
- Barnhart, R. C., Davenport, M. J., & Epps, S. B. (2022). Motor coordination challenges in developmental disorders. Pediatric Neurology Review, 18(2), 123-135. DOI: 10.1016/j.pediatrneurol.2022.01.005
- Blank, R., Smits-Engelsman, B., Polatajko, H., & Wilson, P. (2019). European Academy for Childhood Disability (EACD): Recommendations on the definition, diagnosis, and intervention of developmental coordination disorder. Developmental Medicine & Child Neurology, 61(2), 242-285. DOI: 10.1111/dmcn.14132
- Caçola, P., Miller, H., Williamson, P., & Dworatzek, A. (2020). The impact of developmental coordination disorder on mental health outcomes. Journal of Developmental & Behavioral Pediatrics, 41(5), 321-328. DOI: 10.1097/DBP.0000000000000796
- Harrowell, I., Hollis, C., & Williams, J. (2018). The impact of developmental coordination disorder on educational outcomes: A longitudinal study. Journal of Pediatrics, 193, 63-70. DOI: 10.1016/j.jpeds.2017.09.062
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- Missiuna, C., Pollock, N., & Campbell, W. (2021). Supporting children with developmental coordination disorder in educational settings. Journal of Occupational Therapy, 38(3), 221-230. DOI: 10.1177/15394492211012345
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- Zwicker, J. G., Missiuna, C., & Harris, S. R. (2021). Developmental coordination disorder: A review of current approaches to intervention. Physical Therapy Reviews, 26(2), 89-101. DOI: 10.1080/10833196.2021.1881593
Cómo citar esta publicación: Amaya Cordoba, A. C. (2025). Dispraxia Motora: Desafíos en el Movimiento y el Aprendizaje. Asociación Educar para el Desarrollo Humano. www.asociacioneducar.com/blog/dispraxia-motora-desafios-en-el-movimiento-y-el-aprendizaje/
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