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Nos encontramos en un contexto social en el que la diversidad cultural, lingüística y poblacional son factores críticos para toda empresa. La convivencia en una comunidad heterogénea es indispensable para una sociedad multicultural y plural. Así mismo, la diversidad neurobiológica y de funcionamiento neurocognitivo forman parte de la propia definición de especie humana, y su consideración y aceptación resulta imprescindible en todos los entornos, tanto sociales como laborales. Es indudable que el empleo de personas con capacidades diferentes o con discapacidad, y la valoración de sus fortalezas y potencialidades, lleva a todo un desafío y nuevo paradigma en el mundo laboral.
La diversidad humana es una realidad que toda organización debe considerar en su cultura. Aprender a valorar las diferencias, eliminar las barreras y mejorar la accesibilidad son algunos de los factores a considerar dentro de la misma. Muchas empresas ya son pioneras en demostrar que la neurodiversidad es enriquecedora en todos los aspectos que hacen a la organización, y dirigen sus protocolos hacia perspectivas más abiertas y diversas, inclusivas y flexibles. Aunque no es un asunto sencillo, según la encuesta global de diversidad e inclusión de PwC, un 76% de las organizaciones consideran que los programas de diversidad e inclusión son prioridad para ellos.
Los recientes avances en investigación de neurociencia y tecnología brindan una comprensión del cableado de nuestras mentes sin precedentes. Por eso sabemos, entre otras cosas, que nuestro cerebro evolucionó a través de diferentes procesos bioevolutivos hasta preferir de forma inconsciente lo familiar y lo conocido, lo que permite a nuestros cerebros (a los que les cuesta ser flexibles) conservar energía, actuar y reaccionar con rapidez. Estos sesgos inconscientes incorporados, si bien son beneficiosos para nuestra supervivencia ancestral y todavía tienen resultados favorables, en ocasiones limitan nuestra capacidad de empatizar con «el otro» o con “lo diferente”. Expliquémoslo así: el cerebro funciona principalmente acorde a tres estados funcionales que se conectan entre sí para trabajar en conjunto: el estado de pensamiento de alto nivel, racional y consciente; el estado instintivo, de alerta, lucha y huida; y el estado de pensamiento emocional, que se origina principalmente en nuestro canal límbico. Algunos líderes empresariales operan principalmente desde su sistema límbico, lo que significa que toman muchas decisiones cruciales emocional y no racionalmente. Estas decisiones inconscientes pueden afectar negativamente a toda la estructura de la organización, e impactar en sus prácticas inclusivas. La buena noticia es que podemos entrenar esta capacidad. Con una estrategia y práctica adecuada y constante, podemos contrarrestar las condiciones precodificadas de nuestros cerebros apoyándonos en situaciones incómodas y desafiando nuestras predisposiciones, con lo que además favorecemos la creación de nuevas vías neuronales. Se trata de aprender a apreciar las diferencias inherentes que nos rodean, en lugar de registrarlas como amenazas.
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Cómo citar esta publicación: Sanz Blasco, S. (2023). Diversidad e inclusión en el entorno laboral: una realidad tan indiscutible como beneficiosa. Noticias.