El bilingüismo desde la infancia: cómo una segunda lengua fortalece el cerebro infantil

Un cuento en inglés que lo cambió todo

Mi primer trabajo fue como storyteller en un colegio bilingüe, en la materia StoryTime, donde debía contar cuentos en inglés a estudiantes de primaria. Era joven, inexperta y para ser sincera sentía miedo y algunas inseguridades ya que aún me encontraba estudiando en el profesorado, aunque también sentía la valentía de quien se anima a empezar. Y entonces pasó algo inesperado: los niños no solo escuchaban atentos, sino que repetían palabras, se animaban a representar escenas y mostraban un entusiasmo que me motivaba a seguir aprendiendo como ser una mejor narradora de cuentos. En ese momento comprendí que enseñar un idioma no era simplemente transmitir vocabulario, sino abrirles un universo nuevo de significados y empatizar con mi audiencia.

Más tarde, mi camino me llevó a un jardín maternal, donde trabajé con chicos de sala de 2 a sala de 5. Esos años estuvieron llenos de anécdotas entrañables: canciones que los pequeños repetían en casa, padres que me decían asombrados que sus hijos pedían water en vez de “agua”, o niños que jugaban en el patio inventando diálogos en inglés con apenas unas pocas palabras que sabían. Esa naturalidad me confirmaba algo: el bilingüismo se vive como juego, pero deja huellas profundas en el cerebro.

Tiempo después, fundé mi propio instituto, Yellow Submarine, especializado en inglés para niños de inicial y primaria. Allí, con un equipo comprometido, convertimos el aprendizaje en experiencias creativas:

  • obras de teatro en inglés,
  • talleres de cocina con recetas sencillas,
  • canciones que los alumnos transformaban en coreografías,
  • y salidas de inmersión a la huerta, la heladería y a la granja.

Fue el laboratorio perfecto para comprobar que los niños no solo aprenden más rápido, sino que disfrutan de hacerlo cuando el idioma se integra con emoción, cuerpo y juego.

Hoy, mirando hacia atrás, confirmo que regalarles a los niños la oportunidad de crecer bilingües es una de las decisiones más poderosas que podemos tomar como padres: no solo les damos un idioma, les abrimos más puertas para su futuro.

 

La ciencia lo confirma

Lo que intuía desde mis primeras experiencias en el aula, hoy lo respaldan múltiples investigaciones. La Dra. Ivonne Romero García, neuropsicóloga pediátrica formada en Harvard, lo explica con claridad: las experiencias tempranas moldean la arquitectura cerebral. Las conexiones neuronales que se estimulan desde pequeños son las que se fortalecen; las que no, se debilitan y se pierden.

Esta visión se conecta con los aportes pioneros de Patricia K. Kuhl (1999), quien demostró que la experiencia lingüística en los primeros años de vida altera la percepción y la producción del habla. Dicho de otro modo, los bebés expuestos tempranamente a distintos idiomas desarrollan una mayor sensibilidad para discriminar sonidos y patrones fonológicos, lo que facilita no solo el aprendizaje de la lengua materna, sino también la adquisición de segundas lenguas. Sus investigaciones señalan, además, que el período óptimo para este aprendizaje ocurre antes de los 6 años, cuando el cerebro se encuentra en su mayor nivel de plasticidad y apertura a nuevas estructuras lingüísticas.

Más recientemente, un estudio publicado en Communications Biology por Gracia-Tabuenca, Barbeau, Kousaie et al. (2024) demostró que la adquisición temprana de un segundo idioma mejora la eficiencia cerebral a través de la vía cortico-cerebelosa interhemisférica. En términos sencillos: no se trata solo de tener más conexiones, sino de que esas conexiones sean más rápidas y mejor organizadas, lo que permite procesar información con mayor agilidad y adaptarse mejor a los cambios.

 

De la teoría a la práctica

Con esa convicción en mente, años después diseñé e implementé la propuesta bilingüe del Colegio Informático San Juan de Vera. Fue un desafío enorme:

  • armar el proyecto,
  • capacitar docentes,
  • generar materiales
  • y acompañar a los alumnos y sus familias.

Pero el esfuerzo valió la pena: vimos cómo los alumnos no solo aprendían inglés, sino que también desarrollaban mayor confianza, curiosidad y creatividad.

El bilingüismo en la infancia no requiere fórmulas mágicas ni clases interminables. Se construye con experiencias simples y cotidianas:

  • Canciones y movimiento: juegos como Head, shoulders, knees and toes integran lenguaje, ritmo y motricidad.
  • Rutinas diarias: saludar con un Good morning!, ordenar con Let’s clean up o pedir un material con Can I have…? vuelve natural el uso del idioma.
  • Cuentos y dramatización: leer The Very Hungry Caterpillar (mi cuento favorito) con imágenes y actuación despierta la imaginación y la memoria.
  • Juegos simbólicos: convertir la clase en una “granja” o en un “supermercado” donde los niños practican frases sencillas refuerza el aprendizaje real.

Lo valioso es que estas experiencias, aunque parezcan pequeñas, tienen efectos duraderos:

  • mejoran la flexibilidad cognitiva,
  • fortalecen la memoria de trabajo,
  • reducen la ansiedad al equivocarse
  • y abren la mente a nuevas culturas y formas de pensar.

El bilingüismo temprano no es una ventaja escolar pasajera, es una inversión neurocognitiva que impacta en toda la vida de una persona.

Hoy, como Directora General, puedo mirar hacia atrás y ver cómo un cuento en inglés fue el inicio de un recorrido que incluyó un jardín, un instituto propio y un proyecto bilingüe institucional. Esa experiencia personal, junto con la evidencia científica, me llevan a una conclusión simple pero poderosa: enseñar un segundo idioma desde edades tempranas es una de las decisiones más transformadoras que podemos ofrecer a nuestros estudiantes.

Porque el bilingüismo no solo abre puertas académicas o laborales; también fortalece cerebros más creativos, atentos y resilientes. Y, en definitiva, eso es lo que necesitamos: niños que aprendan con alegría, crezcan con confianza y tengan las herramientas para desplegar todo su potencial en un mundo cada vez más interconectado. Entonces, como padres y educadores, ¿qué estamos haciendo hoy para ofrecerles esa oportunidad desde los primeros años?

Recomendación para profundizar: Clase gratuita: «Conocé cómo las experiencias tempranas influyen en el desarrollo del cerebro» | Dra. Ivonne Romero García

 

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Bibliografía:

Cómo citar esta publicación: Lorenzo, S. (2025). El bilingüismo desde la infancia: cómo una segunda lengua fortalece el cerebro infantil. Asociación Educar para el Desarrollo Humano. https://asociacioneducar.com/blog/el-bilinguismo-desde-la-infancia-como-una-segunda-lengua-fortalece-el-cerebro-infantil/

Directora General del Colegio Informático San Juan de Vera | Licenciada en Tecnología Educativa, Universidad Tecnológica Nacional | Especialización Superior en Educación Común y Especial basada en Neurociencias, Universidad Nacional de Misiones | Directora del Instituto de Inglés Yellow Submarine | Capacitadora externa del Ministerio de Educación de Corrientes| Profesora de Inglés | Curso Universitario de Neurosicoeducación, Facultad de Ciencias Médicas, UBA.