Reseña del libro: «Permiso para sentir», de Marc Brackett

Educar para sentir: alfabetización emocional en tiempos de sensibilidad normada

En Permiso para sentir, Marc Brackett, psicólogo, investigador y director del Centro de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale, propone una intervención educativa tan oportuna como ambiciosa: recuperar el valor de las emociones como parte central de la vida humana, y enseñar a las personas a relacionarse con ellas de manera consciente, saludable y transformadora. Su enfoque no es meramente terapéutico ni técnico, sino profundamente ético y social: cambiar la cultura emocional que nos habita para hacerla más justa, más empática y vivible.

 

La tesis que recorre el libro es clara: No se puede transformar lo que no se puede nombrar

Y, para ello, hay que dar “permiso para sentir”. Brackett parte de su propia historia, marcada por el sufrimiento emocional silenciado durante su infancia, para argumentar la urgencia de un cambio cultural. A partir de esa vivencia, desarrolla el modelo RULER, un enfoque educativo que enseña a Reconocer, Comprender, Nombrar, Expresar y Regular las emociones. Más que un método, RULER funciona como una pedagogía emocional aplicada, que ya se ha implementado en miles de escuelas y contextos institucionales con resultados positivos.

Uno de los méritos más importantes del libro es su capacidad de traducir conocimientos complejos de la neurociencia y la psicología en estrategias concretas, comprensibles y útiles para docentes, familias y estudiantes. Brackett logra una escritura accesible sin perder profundidad: articula evidencia científica con testimonio personal, estrategias aplicadas con crítica cultural. No escribe desde el púlpito del experto, sino desde una experiencia encarnada, con la honestidad de quien ha conocido de cerca la fragilidad que narra.

 

El mayor valor de esta obra reside en su tono ético y pedagógico

Brackett no impone, sugiere. No diagnostica desde afuera, comparte desde adentro. Y lo hace sin perder rigor científico, pero con una sensibilidad que interpela sin forzar. En este sentido, Permiso para sentir puede ser leído no solo como una guía práctica, sino como una invitación: a dejar de temer a nuestras emociones, a escucharlas sin culpa, a educarnos en una relación más consciente, más amable y honesta con nuestra vida interior.

Sin embargo, una lectura más atenta y menos complaciente permite advertir ciertas tensiones. El modelo RULER promueve una emocionalidad gobernable, ordenada, autoregulada. Las emociones no son vistas como acontecimientos políticos, ni como formas de resistencia, sino como aspectos de la vida interna que deben gestionarse con habilidad. En este marco, la escuela se transforma en un espacio de entrenamiento afectivo, más que en un lugar donde lo emocional pueda aparecer como potencia crítica.

El aula ya no es pensada como espacio de conflicto, de pregunta o de construcción colectiva de sentido, sino como un laboratorio emocional donde el bienestar debe sostenerse y monitorearse.

  • El docente, en este modelo, deja de ser mediador de saberes o provocador de pensamiento, y se convierte en facilitador del equilibrio emocional.
  • El estudiante, por su parte, es formado para ser emocionalmente competente, es decir: autorregulado, estable, previsible. Se le entrena, en nombre del bienestar, para reconocer sus emociones y reconducirlas si resultan demasiado disruptivas.

Pero en ese proceso se produce una reducción silenciosa: se despolitiza la angustia, se le quita espesor histórico y se transforma en síntoma individual; se deshistoriza la rabia, perdiendo su capacidad de señalar injusticias; se psicologiza la tristeza, separándola de los contextos estructurales que la producen. La emocionalidad queda encapsulada dentro del lenguaje de la autorregulación, lo que puede derivar en nuevas formas de silenciamiento afectivo disfrazadas de autocuidado.

 

Esto no invalida el valor del trabajo de Brackett, pero sí exige ampliarlo

Porque si bien Permiso para sentir ofrece herramientas útiles, sensibles y bien fundamentadas para pensar la educación emocional, no se interroga con la misma fuerza por las condiciones sociales, económicas y culturales que producen buena parte del sufrimiento o padecimiento que luego debe ser gestionado. Habla de emociones, pero no siempre de sus causas. Reconoce el malestar, pero no necesariamente sus raíces. Ese es un campo fértil para realizar análisis y nuevas interpretaciones e interrogantes.

Y es allí donde aparece el verdadero desafío contemporáneo: pensar la educación emocional no solo como intervención psicológica, sino como práctica cultural, ética y política. En un tiempo donde se exige estar bien como nueva forma de virtud, ¿cómo distinguir el cuidado de sí del mandato de rendimiento emocional? ¿Cómo enseñar a sentir sin producir una emocionalidad domesticada, funcional a la armonía institucional y a la productividad personal?

 

Al final del libro, lo que queda no es una solución, sino un campo fértil para la interrogación

Permiso para sentir abre un debate necesario sobre la centralidad de las emociones en la formación humana, pero también nos obliga a pensar:

  • ¿Estamos enseñando a sentir o a adaptarnos emocionalmente?
  • ¿Acompañamos las emociones o las normamos?
  • ¿Damos herramientas de conciencia o fórmulas de obediencia afectiva?
  • ¿Y qué pasa con las emociones que no pueden, ni deben, ser reguladas?
  • ¿Qué hacemos con la rabia que denuncia, con la angustia que protesta, con el dolor que no encaja en el discurso del bienestar?

Quizá el desafío no sea solo dar permiso para sentir, sino sostener espacios reales donde sentir no tenga que ser justificado ni traducido en términos de productividad emocional. Donde la tristeza, la incomodidad y la fragilidad puedan tener lugar sin volverse inmediatamente indicadores de disfunción. Donde la pedagogía emocional no anule el conflicto, sino lo hospede. Donde educar para sentir no signifique regular la sensibilidad, sino acompañarla, sostenerla y también escuchar lo que dice del mundo que estamos habitando.

 

Autor

Marc Brackett.

Editorial

Editorial Diana.

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Cómo citar esta publicación: Vigo, C. J. (2025). Reseña del libro: "Permiso para sentir", de Marc Brackett. Asociación Educar para el Desarrollo Humano. www.asociacioneducar.com/blog/resena-del-libro-permiso-para-sentir-de-marc-brackett
https://orcid.org/0009-0002-5627-5444
Doctor en Educación por la Universidad Católica de Santa Fe y Posdoctorado en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Co-director del Doctorado en Educación y de la Revista en Educación Krínein en la Universidad Católica de Santa Fe. Rector del Instituto Superior Sanmartiniano en Posadas-Misiones. Sus investigaciones se relacionan con inteligencia emocional en la educación secundaria y superior, sociología de la educación, evaluación y gestión educativa.