El desafío de sostener la atención familiar en el receso escolar
A pocos días del inicio del receso escolar, muchas familias comienzan a visualizar espacios compartidos, viajes, juegos y almuerzos sin horarios tan estrictos. El descanso llega con la promesa de tiempo, pero ese tiempo, paradójicamente, es cada vez más interrumpido. Y no por la falta de disponibilidad, sino por la dificultad creciente de sostener la atención donde más importa: en los vínculos humanos.
¿Qué es el phubbing parental y cómo afecta a los vínculos?
En este escenario, una práctica cada vez más frecuente, aunque muchas veces inadvertida, se infiltra en la vida cotidiana: el phubbing, término que surge de la combinación de phone y snubbing, y que describe la acción de ignorar a quien está presente para mirar un dispositivo. Cuando esto ocurre en contextos de crianza, se habla de phubbing parental, una forma moderna de desconexión afectiva que, aunque silenciosa, deja huella.
Estudios recientes de McDaniel y Radesky (2018) muestran que los niños cuyos padres utilizan dispositivos móviles con frecuencia durante las interacciones familiares presentan
- mayores niveles de estrés,
- comportamientos de protesta,
- baja tolerancia a la frustración
- y alteraciones en el sueño.
Por su parte, investigaciones como las de Jiang et al. (2022) evidencian que el phubbing por parte de los cuidadores está vinculado con síntomas de ansiedad y depresión en la infancia, y con la formación de vínculos inseguros que afectan la autoestima y la regulación emocional.
Neurociencia social: la importancia del contacto visual
La neurociencia social es clara al respecto: el desarrollo del cerebro infantil depende en gran medida de la calidad de las interacciones humanas. El contacto visual sostenido, la validación emocional, el lenguaje compartido y la atención dirigida hacia el otro activan regiones clave como la corteza prefrontal y el sistema límbico, responsables del aprendizaje emocional, el desarrollo de la empatía y la consolidación del apego seguro (Siegel, 2020).
Cuando un adulto está presente sólo desde lo físico, pero su atención está capturada por una pantalla, el mensaje que recibe el niño es claro y punzante: “hay algo más importante que vos”.
El receso escolar como oportunidad para fortalecer vínculos emocionales
En el ámbito educativo, también resulta fundamental resignificar este intervalo. Las escuelas no solo brindan conocimientos:
- cultivan vínculos,
- sostienen rutinas,
- y ofrecen entornos de contención afectiva.
Por eso, el receso escolar no debe entenderse únicamente como tiempo de pausa, sino como una estación de recolección emocional: un momento del año donde las familias pueden cosechar lo que no siempre se logra entre la urgencia de los horarios. Recuperar el juego, la conversación pausada, el contacto visual y las palabras con sentido es parte del descanso que el sistema nervioso de nuestros niños realmente necesita.
Peter Pan y los Niños Perdidos: una metáfora de la desconexión parental
Si lo relacionamos con la literatura infantil en Peter Pan, los Niños Perdidos viven en un mundo paralelo, mágico, donde juegan, pelean y sobreviven sin la guía ni la mirada de adultos verdaderamente presentes. Están acompañados, sí, pero por figuras distraídas o lejanas. ¿No se parece, acaso, a lo que ocurre cuando los hijos nos hablan mientras respondemos un mensaje o deslizamos la pantalla sin mirar? Cuando ese vínculo se interrumpe constantemente por un dispositivo, los niños no solo se sienten ignorados: se sienten solos, aunque estemos a su lado. El hogar puede volverse un Nunca Jamás emocional si no existe una conexión auténtica.
En esa misma historia, el cocodrilo que persigue incansablemente al Capitán Garfio lleva un reloj en su interior: un símbolo del tiempo que pasa, que muerde, que no perdona. En nuestra época, ese cocodrilo puede adoptar la forma de una pantalla siempre encendida, de una notificación constante, de una agenda que se filtra incluso en los momentos que prometimos reservar para el encuentro o el juego. El peligro no es solo que se esfumen las vacaciones, sino que dejemos pasar, sin darnos cuenta, los momentos más significativos de la infancia.
Vacaciones como espacio para redibujar límites y recuperar la conexión
Pero aún hay margen. Las vacaciones son una oportunidad para:
- redibujar los límites,
- volver a mirar,
- reaprender a estar disponibles emocionalmente.
Una herramienta sencilla, con fuerte anclaje en estudios sobre hábitos digitales conscientes, es la creación de «islas de desconexión». Es decir, espacios y momentos del día que se mantienen libres de tecnología, como:
- la mesa durante las comidas,
- la hora del cuento,
- los paseos en familia
- o las charlas al atardecer.
Son territorios simbólicos en los que el vínculo puede fortalecerse sin interferencias.
Estrategias prácticas: islas y parking digital para cuidar la atención familiar
Podemos ser creativos y pensar en diferentes propuestas como la de establecer un parking digital en casa, un lugar físico donde los celulares y dispositivos se depositan durante determinados horarios o situaciones, como si se tratara de una señal de respeto hacia quienes nos rodean. Lejos de ser una imposición, se transforma en un gesto cotidiano de cuidado y disponibilidad afectiva, una manera concreta de decir “ahora estoy con vos, de verdad”.
Tecnología y equilibrio: cómo convivir sin perder la conexión auténtica
No se trata de rechazar la tecnología, ni de aspirar a una desconexión total. Se trata, más bien, de lograr un equilibrio y de recordar que la infancia no espera, que el tiempo de calidad no se acumula y que la interacción significativa no se reemplaza con contenido digital. El phubbing parental es un espejo incómodo de nuestra era, pero también una invitación urgente a frenar, mirar y elegir. Estas vacaciones pueden ser, si lo decidimos, un territorio fértil para cultivar la atención compartida. Porque cuando elegimos mirar a nuestros hijos, cuando los escuchamos con todos los sentidos, no solo estamos construyendo recuerdos. Estamos forjando
- su seguridad emocional,
- su identidad
- y su capacidad de amar.
Y esa, quizás, sea la mejor forma de ganarle al cocodrilo del tiempo: volver a conectar con lo auténtico, mirarnos a los ojos y dejar descansar un rato las pantallas para estar, de verdad, con quienes amamos. En un mundo donde muchos adultos son tragados por el tic tac de las notificaciones, todavía hay lugar para volar, contar cuentos, construir fortalezas con mantas y descubrir el universo en la risa de un hijo.
Como escribió J. M. Barrie: “Los niños saben algo que la mayoría ha olvidado”. Y tal vez lo que saben, y que vale la pena recordar, es que lo más mágico no está en una pantalla, sino en la presencia compartida.
Referencias:
Jiang, Z., Zhao, X., Wang, Y., Lu, C., & Liu, Y. (2022). Parental phubbing and child depression: The mediating roles of parent–child attachment and self-esteem. Journal of Adolescence, 94, 36–46. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2023.1157209
McDaniel, B. T., & Radesky, J. S. (2018). Technoference: Longitudinal associations between parent technology use, parenting stress, and child behavior problems. Pediatric Research, https://doi.org/10.1038/s41390-018-0052-6
Siegel, D. J. (2020). El cerebro del niño explicado a los padres. Barcelona: Editorial Kairós.
Cómo citar esta publicación: Lorenzo, S. (2025). Phubbing Parental y la Importancia de Mirar a los Ojos a Nuestros Hijos Estas Vacaciones. Asociación Educar para el Desarrollo Humano. www.asociacioneducar.com/blog/phubbing-parental-y-la-importancia-de-mirar-a-los-ojos-a-nuestros-hijos-estas-vacaciones/
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