Introducción al Funcionamiento de la Memoria
En la exploración continua de la neurociencia, destacamos la interacción entre la memoria, el estrés y el sueño, enfocándonos en el fascinante proceso de la memoria. Este viaje nos lleva a las profundidades de nuestro cerebro, donde se ubican estructuras esenciales como el hipocampo y la amígdala, ambas cruciales en el procesamiento de la memoria. Al entender cómo funcionan, podemos empezar a descubrir qué afecta nuestra memoria y cómo podemos protegerla.
Anatomía Cerebral
Si bien al hablar de memoria resulta muy difícil establecer un límite anatómico preciso para señalar qué estructuras encefálicas se encuentran presentes en el procesamiento de esta función, ya que, por su complejidad, son numerosas las áreas del sistema nervioso que participan en dicha regulación.
El lóbulo temporal, uno de los lóbulos que conforman el cerebro, posee un papel protagónico ya que en él se alojan varias estructuras centrales: el hipocampo, la amígdala y varias cortezas adyacentes a estas estructuras.
De la amígdala ya hemos hablado en otros artículos y basta recordar que es un núcleo pequeño que se ocupa de la regulación de la respuesta emocional frente a determinados sucesos, al mismo tiempo que actúa como centro de procesamiento de la memoria emocional.
El Hipocampo: Centro de la Memoria a Largo Plazo
El hipocampo, por su parte, es una estructura subcortical necesario para la formación de memorias a largo plazo a partir de las de corto plazo.
Desempeña principalmente funciones importantes no solo en la memoria sino también en el manejo del espacio.
Contiene neuronas que se activan cuando el organismo se encuentra en cierto sitio y orientación y no en otros. Intervienen por lo tanto en la capacidad para reconocer un lugar y “navegar” en él.
El hipocampo ha sido (y continúa siendo) objeto de estudio por neurocientíficos que intentan dilucidar el caudal de conexiones que este núcleo posee con innumerables estructuras esparcidas por todo el cerebro.
De la misma manera, las funciones que se le atribuyeron a este núcleo abarcan un gran espectro: desde receptores para el olfato, pasando por el sistema límbico (encargado de procesar nuestras emociones) hasta ser el sitio de máximo procesamiento de la memoria.
De hecho, recién en 2020, se logró describir por primera vez utilizando tecnología 3D las conexiones neuronales del hipocampo, en un trabajo realizado por investigadores del Laboratorio Santiago de Ramón y Cajal de Circuitos Corticales del Centro de Tecnología Biomédica de la Universidad Politécnica de Madrid, entre muchos otros.
Casos de Estudio: H.M. y Alzheimer
Un caso paradigmático para poner de manifiesto y entender la importancia de la correcta funcionalidad de este núcleo en cuestiones vinculadas con la memoria es el del paciente H.M. Henry M. era un paciente que sufría un trastorno epiléptico en la primera mitad del siglo XX.
El hipocampo era una de las áreas cerebrales señaladas como las responsables de la generación de los cuadros epilépticos.
En 1953 se extirpa el hipocampo del paciente buscando anular anatómicamente la causa de la epilepsia. H.M. resulta con incapacidad para formar memorias a largo plazo, aunque recuerda cosas por breves períodos. Esta incapacidad incluye hechos, nombres e imágenes asociadas a la memoria declarativa.
Sin embargo se observó que los recuerdos de H.M. antes de la operación permanecen intactos, es decir, la lesión del hipocampo genera una amnesia anterógrada, mientras que el resto de las funciones mnésicas se encuentran intactas.
Algo similar ocurre con las enfermedades que causan daños irreparables en la memoria.
El caso paradigmático lo constituye la Enfermedad de Alzheimer, un cuadro neurodegenerativo que se manifiesta como deterioro cognitivo y trastornos conductuales.
En este caso, como consecuencia de la acumulación de una proteína en el tejido cerebral, se produce la pérdida de neuronas y de sinapsis en la corteza cerebral y algunas regiones subcorticales, incluyendo estructuras del lóbulo temporal y la corteza frontal entre otras.
Esta pérdida sináptica y neuronal redunda en atrofia de las estructuras descriptas, hecho que genera la pérdida paulatina de la memoria (lóbulo temporal) junto con los cambios en la personalidad y en el estado del ánimo (corteza frontal).
Estrategias para la Neuroplasticidad y Prevención
Numerosas estrategias se proponen para evitar la aparición de este tipo de patologías y todas tienden a realizar prácticas que favorezcan la neuroplasticidad neuronal y que estimulen la generación de nuevas conexiones sinápticas.
De esta manera, actividades de la vida cotidiana como realizar actividad física, cumplir una adecuada higiene del sueño, escribir, aprender a tocar un instrumento musical o practicar un idioma pueden ser herramientas útiles a la hora de prevenir enfermedades de esta índole.
Conclusión
Nos hemos acercado con mucha mayor claridad y precisión a la anatomía, fisiología y patología de las estructuras cerebrales vinculadas en el proceso de la memoria.
Del estudio y la apreciación de esta función resulta claro que se trata de un complejo entramado en el que se encuentran presentes numerosas estructuras anatómicas y que existen una gran cantidad de variables que pueden alterar su funcionamiento, los cuales podemos prevenir utilizando estrategias que favorezcan la neuroplasticidad.
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Cómo citar esta publicación: Banti, N. (2024). Descubriendo la Neuroplasticidad Cerebral: Prevención de Enfermedades Neuronales. Asociación Educar para el Desarrollo Humano. www.asociacioneducar.com/descubriendo-la-neuroplasticidad-cerebral-prevencion-de-enfermedades-neuronales