¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos encuentren el sentido y el valor de lo que aprenden, dentro y fuera de la escuela?
Esta es una de las preguntas más complejas y recurrentes que nos hacemos como familias. En un mundo donde el tiempo escasea, los compromisos laborales abundan y los desafíos económicos nos atraviesan, acompañar el aprendizaje puede sentirse como una misión imposible.
Es fácil pensar que educar corresponde solo a la escuela. Sin embargo, la experiencia cotidiana y la ciencia coinciden en algo fundamental: los niños no aprenden solo dentro del aula, también lo hacen en casa.
En este artículo te invito a reflexionar sobre cómo, con pequeños agregados a lo que ya haces, podés ser un agente de cambio. No se trata de hacer más, sino de descubrir que pequeños actos de presencia —una pregunta, una mirada atenta, una charla después de la escuela— pueden dejar huellas profundas en el aprendizaje.
La evidencia detrás de lo que intuimos
Lo que solemos intuir como padres —que nuestra presencia importa— la investigación lo confirma con claridad.
Distintos estudios en el mundo y en nuestra región demuestran que la participación familiar no es un complemento opcional, sino un pilar decisivo del aprendizaje.
La Dra. Joyce L. Epstein, directora del Center on School, Family, and Community Partnerships de la Universidad Johns Hopkins, ha probado que conversar sobre el valor de la educación y ayudar a organizar rutinas tiene más impacto que solo asistir a reuniones escolares.
Del mismo modo, datos de la UNESCO y LLECE en 15 países de América Latina refuerzan que el apoyo en las tareas y las altas expectativas familiares mejoran el rendimiento escolar.
En definitiva, la evidencia científica ha demostrado innumerables veces y con diferentes enfoques cómo el acompañamiento familiar, cuando es estratégico, orienta, refuerza y potencia el aprendizaje de los niños y jóvenes.
De la teoría a la práctica cotidiana
La evidencia científica nos muestra el camino, pero la pregunta fundamental permanece: ¿cómo transformamos estos hallazgos en acciones concretas dentro de nuestras rutinas familiares?
Un ritual antes de dormir
María llega tarde y agotada después de un día de trabajo. Mientras despide a su hija Sofía antes de dormir, ella le dice:
“Mamá, a veces siento que no aprendo nada en la escuela y no le encuentro sentido a los temas que me enseñan”.
En lugar de dar una respuesta rápida, María se sienta en la cama y propone un nuevo hábito nocturno:
“Antes de dormir, pensemos juntas: ¿qué aprendiste hoy? y ¿qué te resultó difícil?”.
Esa noche, Sofía menciona la clase de historia. “No entiendo por qué tenemos que memorizar la vida de personas que ya ni existen”. María la invita a reflexionar sobre sus propias historias familiares:
“Cada persona tiene una historia, un punto de partida y un camino. ¿Qué pasó con tu bisabuela? ¿Cómo es que tú estás aquí hoy? Las vidas de esas personas que estudias no son un tema aburrido: son la raíz de nuestra historia”.
De pronto, los personajes del libro dejaron de ser nombres para convertirse en héroes de una historia que sigue escribiéndose hoy.
Respaldo científico — Consolidación nocturna: Las investigaciones en neurociencia del sueño (Walker, 2017) demuestran que las conversaciones reflexivas antes de dormir fortalecen la consolidación de la memoria durante el descanso. Cuando los contenidos se procesan emocionalmente antes del sueño, aumenta un 40% la retención a largo plazo.
La curiosidad como motor
Javier se aburre con la tarea de ciencias. Su papá se da cuenta y, en lugar de forzarlo, le propone:
“¿Qué te parece si le pedimos a una herramienta de IA que nos explique la fotosíntesis como si fuera una misión de un videojuego?”.
Juntos escriben la solicitud y la respuesta los sorprende. La fotosíntesis se convierte en una aventura en la que las plantas, como héroes, capturan la luz para crear energía. Al cabo de unos minutos, Javier comienza a hacer preguntas:
“¿Entonces las plantas son como baterías solares?”
Su papá aprovecha para conectarlo con algo que le interesa:
“Exactamente, como los paneles solares de los autos eléctricos que tanto te gustan”.
Respaldo científico — Motivación intrínseca: La Teoría de la Autodeterminación (Deci & Ryan, 2017) muestra que cuando los niños encuentran conexiones personales con el contenido, se activan los circuitos de recompensa cerebral. Esta motivación intrínseca aumenta la atención sostenida y mejora el rendimiento académico hasta en un 35%.
Expectativas que potencian
Durante el desayuno, Lucas comenta:
“Creo que no soy bueno para matemáticas, siempre me va mal en los exámenes”.
Su mamá, Elena, en lugar de consolarlo, responde:
“Entiendo que te sientes frustrado. ¿Qué te parece si analizamos juntos dónde están los obstáculos y cómo podemos superarlos?”.
Esa tarde, Elena le propone un experimento, durante una semana, antes de cada clase de matemáticas, él se repetiría:
“Voy a descubrir algo nuevo hoy”.
Al finalizar la semana, Lucas nota que su actitud cambió:
“No entendí todo, pero me di cuenta de que cuando me concentro, las cosas tienen más sentido”.
Respaldo científico — Efecto Pigmalión: Las investigaciones de Rosenthal y Jacobson, actualizadas por estudios recientes (Rubie-Davies, 2022), confirman que las expectativas familiares positivas modifican el autoconcepto académico de los estudiantes. Los niños cuyas familias expresan confianza en sus capacidades mejoran su rendimiento promedio entre 15% y 25% en un año académico.
El aprendizaje con otros
Valentina llegaba desanimada de la escuela:
“Mamá, no entiendo química y me da vergüenza preguntar en clase”.
Su madre le propuso:
“¿Qué te parece si invitás a Tomás y Clara el sábado? Podemos hacer una sesión de estudio diferente”.
Esa tarde, los tres amigos se reunieron en la cocina. La mamá de Valentina les propuso un juego: cada uno prepararía tres preguntas sobre química y se las harían a los otros como si fueran participantes de un programa de televisión.
Entre risas, explicaciones y debates, descubrieron que enseñarse mutuamente los ayudaba a entender mejor.
Respaldo científico — Aprendizaje colaborativo: Estudios sobre aprendizaje entre pares (Johnson, Johnson & Johnson Holubec, 1994; Slavin, 2014) confirman que la colaboración académica mejora el rendimiento entre 15% y 30% y desarrolla habilidades metacognitivas. Explicar conceptos a otros activa múltiples áreas cerebrales y mejora la comprensión profunda hasta en un 90% comparado con el estudio individual (Learning by Teaching Effect, Nestojko et al., 2014).
Aprender de a poco y recordar para siempre
Martín solía estudiar todo a último momento y se frustraba porque al día siguiente no recordaba nada. Su abuela, amante de la jardinería, le dijo:
“El estudio es como las plantas: si las regás un poquito todos los días, crecen fuertes. Si las inundás de golpe, se marchitan”.
Juntos marcaron pequeños bloques de 20 minutos para cada materia, distribuidos a lo largo de la semana, con pausas de 5 minutos entre cada bloque.
En pocas semanas, Martín no solo mejoró sus notas, también su confianza:
“Abuela, ahora siento que las cosas se me quedan en la cabeza, y ya no me agoto estudiando”.
Respaldo científico — Efecto de espaciamiento y carga cognitiva: El aprendizaje distribuido es hasta 200% más efectivo que el estudio intensivo. Las pausas regulares evitan la sobrecarga cognitiva y permiten que el cerebro consolide la información a largo plazo (Cepeda et al., 2006; Sweller, 2011).
Reflexiones para llevar a casa
Cada familia tiene sus tiempos, recursos y maneras de acompañar. No se trata de perfección ni de recetas mágicas. Lo importante es estar presentes, dar valor con pequeños gestos y recordar que el aprendizaje sucede tanto en los momentos planificados como en las conversaciones espontáneas.
Nuestro rol más importante como familias no es ayudar con el contenido de un examen, sino modelar una forma de aprender.
La ciencia nos enseña que no necesitamos ser expertos para hacer la diferencia. Necesitamos ser observadores, curiosos y dispuestos a aprender junto con nuestros hijos.
Tal vez esta semana puedas probar algo pequeño: una pregunta diferente al llegar de la escuela, un momento de estudio compartido o simplemente sentarte a escuchar qué los emociona o frustra.
Porque al final, acompañar el aprendizaje no es agregar una tarea más a nuestra lista. Es descubrir que en la conexión genuina con nuestros hijos está una de las herramientas más poderosas para que encuentren el sentido de lo que aprenden.
Recomendación para profundizar: WhatsApp y Niños: Riesgos Ocultos y la Necesidad de Supervisión Parental
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Referencias:
- Cepeda, N. J., Pashler, H., Coronado, E., & Wixted, J. T. (2006). Effects of spacing on retention in free recall, serial recall, and cued recall. Psychological Bulletin, 132(3), 354–380. https://doi.org/10.1037/0033-2909.132.3.354
- Deci, E. L., & Ryan, R. M. (2017). Self-determination theory: Basic psychological needs in motivation, development, and wellness. Guilford Press.
- Epstein, J. L. (2002). School, family, and community partnerships: Your handbook for action (2nd ed.). U.S. Department of Education, Office of Educational Research and Improvement. ERIC Clearinghouse on Urban Education. https://www.govinfo.gov/content/pkg/ERIC-ED467082/pdf/ERIC-ED467082.pdf
- Johnson, D. W., Johnson, R. T., & Johnson Holubec, E. (1994). Cooperative learning in the classroom. Association for Supervision and Curriculum Development.
- Nestojko, J. F., Bui, D. C., Kornell, N., & Bjork, R. A. (2014). The benefit of generating errors during learning. Memory & Cognition, 42(3), 481–492. https://doi.org/10.3758/s13421-014-0416-z
- Nyirimanzi, T. (2024). Intervenciones familiares y su impacto en el rendimiento académico de estudiantes en América Latina. Pedagogical Constellations, 207-230. https://doi.org/10.69821/constellations.v3i1.37
- Rubie-Davies, C. M. (2022). The power of teacher and family expectations: The Pygmalion effect. Routledge.
- Slavin, R. E. (2014). Cooperative learning: Theory, research, and practice. Pearson.
- Suárez Reyes, G. S., Rialpe Valiente, F. X., Muñoz García, J. A., Neira Yagual, M. A., & Solano Clemente, B. A. (2024). Factores asociados al rendimiento académico: El apoyo familiar: Associated factors with academic performance: Family suppor. LATAM Revista Latinoamericana De Ciencias Sociales Y Humanidades, 5(4), 2210 – 2222. https://doi.org/10.56712/latam.v5i4.2407
- Sweller, J. (2011). Cognitive Load Theory: A Practical Guide for Learning & Instruction. Springer.
- UNESCO – LLECE. (2019, 2021). Datos del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación sobre la participación familiar en el rendimiento escolar. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000374760
- Walker, M. P. (2017). Why We Sleep: Unlocking the Power of Sleep and Dreams. Scribner.
Cómo citar esta publicación: Villanueva, M. de L. (2025). Acompañamiento familiar: pequeños gestos que transforman el aprendizaje. Asociación Educar para el Desarrollo Humano. www.asociacioneducar.com/blog/acompanamiento-familiar-pequenos-gestos-que-transforman-el-aprendizaje
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