
Ideas prácticas para el desarrollo de la Inteligencia Emocional
Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).
Cómo abordar con niños la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones. Estos cuatro elementos encajan en éstas cuatro esferas de todos los modelos de inteligencia emocional.
¿Por qué es importante como educadores abordar estos temas?
"Es importante como educadores abordar la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones porque están mínimamente sugeridos en los diseños curriculares”.
¿Cómo está la educación formal hoy?
“Mientras que el mundo está cambiando más rápidamente que nunca, nuestras organizaciones, escuelas, y a menudo nuestras mentes están estancadas en el pasado”
The Element –Sir Ken Robinson, PH. D (2009).
“Educación es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela,” decía Albert Einstein. Los mismos problemas que dañaban la educación en el principio del siglo XX de Einstein, los padece actualmente la de nuestro siglo. Sigue diciendo “La mente de un joven no debe atiborrarse de datos, nombres y fórmulas: cosas todas que puede encontrar en los libros, sin necesidad de seguir ningún curso universitario. Los años de estudio deben emplearse únicamente para enseñar a pensar al joven, para darle un entrenamiento que ningún manual puede sustituir. Es un verdadero milagro que la pedagogía moderna no haya llegado a ahogar completamente la santa curiosidad de la búsqueda”. Sin dudas, Einstein no solamente era un genio como físico o matemático: además era un filósofo de la educación.
¿Qué le falta a la educación?
A la educación le falta incluir una mejora en el abordaje de las habilidades intra e interpersonales en los diseños curriculares para desarrollar la Inteligencia Emocional de los alumnos.
“La Inteligencia Emocional nos ayuda a dar respuesta a por qué algunos alumnos con brillantes notas en el colegio no son exitosos en la vida, a la hora de desenvolverse en familia, trabajo, etc.”. En contrapartida, nos da respuestas a “¿por qué algunos son más capaces que otros de enfrentar contratiempos, superar obstáculos y ver las dificultades desde una lupa distinta?” dice Goleman. Y continúa “este nuevo concepto viene a darnos respuestas a varios interrogantes más y, la buena noticia es que la inteligencia emocional se puede aprender, con el fin de erradicar la violencia y otros rasgos negativos que son muchos de los males que aquejan a nuestras comunidades” o, como pregona la Asociación Educar con la neurosicoeducación, “fortalece las conductas pro trascendencia”.
¿Qué podemos hacer como educadores?
En el mientras tanto, hasta que se produzcan cambios significativos en los diseños curriculares, podemos tomar acciones que nos ayuden y ayuden a nuestros hijos, alumnos, compañeros de trabajo, familia a desarrollar la Inteligencia Emocional.
Desde la Neurosicoeducación se busca contribuir a completar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, ya que ambos incluyen a la persona en toda su totalidad.
¿Qué podemos hacer desde la familia, desde las diferentes organizaciones, desde la escuela para ayudar a las personas a desarrollar la Inteligencia Emocional?
Algunas estrategias para estimular el desarrollo de la Inteligencia Emocional en los niños son:
- Enseñarles a dar nombre y reconocer los sentimientos y/o emociones. Son de gran ayuda los juegos, cuentos, historias, tarjetas con dibujo, etc. Aprovechar el espacio de contar cuentos para que los niños puedan identificar las diferentes emociones de los personajes. Ayudarlos a que dibujen los rostros de los personajes ilustrando la emoción que están sintiendo.
- Dejar que los niños expresen sus sentimientos y emociones. Como adulto escuchar y expresar las propias. El autoconocimiento y autoconciencia, capacidad de saber qué está pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo, son dos de los pilares fundamentales para desarrollar la Inteligencia Emocional.
- Relacionar gestos faciales con sentimientos: por ejemplo, si te ríes, decirle al niño que este sentimiento es alegría. Si muestras una cara triste, es porque no te gusta lo que está pasando. Es fundamental que los niños puedan aprender a “leer” las caras de las personas con las que interactúa para entender cómo se están sintiendo y, eventualmente, de ser necesario modificar su conducta.
- Todos sentimos que nuestros hijos son únicos. Eso es verdad, pero hay que enseñarles que su importancia no implica que el resto de las personas “no cuenten”. Enseñarle que nos volvemos más sabios, mejores personas y más inteligentes cuando nos nutrimos de los conocimientos y sentimientos de los otros. Mostrarle que la persona con la que está tratando vale, que es importante. Quizás sea así de fácil... A veces las cosas más sencillas de hacer son las que mayor impacto tienen en la vida de los demás: dar un abrazo, dedicar unos minutos, escuchar con atención.
- Enseñarle que en la vida no siempre se puede tener lo que queremos. La mayoría de las veces es posible aunque es probable que cueste mucho esfuerzo y trabajo. Enseñarle a esperar hasta que llegue el momento de tener lo que se quiere y, que en el mientras tanto tenemos que seguir viviendo, disfrutando y preocupándonos por nosotros y las personas que nos rodean. Otros pilares de la Inteligencia emocional son el autocontrol y autodominio (regular la manifestación de una emoción y/o modificar un estado de ánimo). No acceda a comprarles todo lo que quieren “ya y ahora”. Deben aprender a esperar.
- Enseñarle que cuando se tiene un problema, lo primero que hay que hacer es reflexionar y luego actuar de una forma pacífica, sin lastimar a otras personas para solucionar el problema. Enseñarle al niño a cómo afrontar emociones negativas como la ira, el enojo, la rabia, etc., dando herramientas para que aprenda a relajarse para luego reflexionar. Explicarle qué es lo que se puede hacer cuando uno está enojado para calmarse (respirar profundo, lavarse la cara, correr por el jardín). Está bien expresar que uno está enojado, siempre y cuando se haga de una manera saludable y sin herirse ni hiriendo a otra persona.
- Enseñarle que hay que preocuparse por uno mismo, cuidarse, pero también por las otras personas. Aplaudí cuando tu hijo aprenda, trabaje o juegue en equipo.
- La capacidad de automotivarse y de motivar a los demás también es una competencia de la inteligencia emocional y debería ser abordadas. La capacidad de automovitarse y posteriormente motivar a otras personas está íntimamente ligada al optimismo y autoestima. Celebrá los logros de tus hijos con alegría y hacé partícipe a toda la familia y amigos de estos logros. Un niño que recibe reconocimiento, que lo que hace (mucho o poco) vale, raramente será agresivo o pesimista.
- Cuando se celebran las actitudes y acciones positiva que tu hijo realiza, también se debe señalar con firmeza que algo está mal cuando tu hijo realiza una acción negativa (por ejemplo que se puede lastimar a sí mismo o a otras personas, física o emocionalmente). Ayudá a tu hijo a ponerse en el lugar de la otra persona y a pensar cómo se sentiría él en aquella situación. De esta manera estarás favoreciendo el desarrollar la empatía. Ayudá, también, si es que se lastimó a otra persona a trazar un plan para poder solucionar el daño. Enseñale a pedir perdón.
- En las relaciones sociales, enseñale a tu hijo que la mejor manera de solucionar conflictos es conversando, no agrediendo ni física ni verbalmente a la otra persona. Frente a dos puntos de vista, una buena charla puede achicar brechas, enseñarnos a ver las cosas desde otro punto de vista, aprender y aceptar que quizás lo mejor es lo que la otra persona propone. De no ser así, enseñar a expresar lo que siente para que pueda llegarse a la solución del conflicto. También podés enseñar que su influencia personal puede servir para inspirar a otros comunicar y expresar lo que sienten.
- Tomate el tiempo para conversar con tus hijos. Lo ideal es que los valores fundamentales sean proporcionados desde la familia y la escuela. Ayudarlo a comprender la realidad, proponiendo el juicio crítico. Compartí programas de TV, juegos de PC, páginas web. Ayudá a tus hijos a distinguir lo que es diversión, lo que es informativo, lo que hay que tomar de la web y lo que hay que dejar. Enseña que no todo lo que aparece en Internet es verdad o está bien.
- Felicitá al niño cada vez que enfrente una emoción negativa de manera adecuada, es decir, utilizando una de las técnicas que le enseñaste o una que haya surgido de sí mismo. Esto ayudará a que el niño haga consciente su aprendizaje y, consecuentemente, lo automatizará generalizándolo a situaciones nuevas. Además, ayudará a desarrollar su optimismo y autoestima.
- No olvides nunca que la mejor manera de enseñar y educar es mediante el ejemplo.
Concluyendo...
Las emociones juegan un papel preponderante en la vida, por eso, es función de los educadores darles a nuestros hijos y alumnos herramientas para que descubran sus propios estilos de aprendizaje, reconozcan sus emociones y, consecuentemente, puedan modelarlas a los fines de ser personas más felices consigo mismas y con quienes los rodean, viviendo en estado de paz y buscando la trascendencia.
Seguramente, anhelamos que nuestros hijos y alumnos aprendan muchísimo del mundo exterior pero, también anhelamos que aprendan muchísimo más de sus mundos interiores para poder dejarles una huella positiva y significativa en sus vidas.