Nuestro cerebro es el encargado de garantizar nuestra supervivencia. Por ello, se ve obligado a predecir futuras acciones para así poder sincronizarse con lo que sucede en el presente.
No existe una sola vía que conecta la retina con la corteza visual occipital. Hay vías alternativas que nos permiten, entre otras reacciones, calibrar el reloj biológico.
Existe un área de la corteza cerebral que es responsable de la percepción del color. Una lesión en esa región genera la experiencia de ver al mundo en blanco y negro.
¿Percibimos realmente el entorno que nos rodea? ¿Lo que captamos es real y único? Si logramos entender que nuestra visión es sesgada, reduciremos la brecha existente entre “LA” realidad y “NUESTRA” realidad.