Asociación Educar

En determinadas circunstancias, lograr el autocontrol emocional puede resultar difícil. Sin embargo, si educamos nuestra corteza prefrontal adelantaremos varios pasos para poder conseguir este objetivo.

A la hora de elaborar contenidos y preparar una clase, es importante que los docentes generen una cierta cantidad óptima de estrés para mantener el rendimiento cerebral de los alumnos en su máximo nivel. Sin embargo, es fundamental considerar que el estrés no impacta de igual modo en todas las personas.

Nuestro sistema nervioso, a través de una estructura denominada amígdala, puede captar amenazas “beningas” con facilidad.

Algunas situaciones que vivimos pueden generarnos emociones poco favorables. Para evitarlas o contextulizarlas debemos entrenar y gestionar nuestra corteza prefrontal para inhibir conductas automáticas y optimizar nuestro autocontrol.

Debemos desarrollar en nuestros alumnos determinadas habilidades como la capacidad de escucha, la empatía, la negociación, entre otras, para, luego, dar paso a un verdadero trabajo en equipo.

Todos tenemos dentro de nosotros un Dr. Jekyll y un Mr. Hyde, pudiendo ser capaces de crear un mundo espantoso o uno bellísimo: ambas potencialidades están en el mismo cerebro. ¿Qué es lo que cambia el resultado? Cómo lo usamos.

Conocer acerca de nuestras emociones y sobre nuestra inteligencia emocional es fundamental para comprender por qué actuamos de una manera en una determinada situación.