Los docentes (aunque realidad toda la comunidad escolar) deben construir relaciones. Para esto, es necesario que se muestren llanos y accesibles de manera que los alumnos puedan acercarse tal cual son.
El aprendizaje requiere de tiempo y dedicación. Sin embargo, en un nivel biológico básico, es vital porque nos ayuda a sobrevivir en el mundo. Para que suceda, debe contemplarse el error como camino intermedio hacia la “sabiduría” y las soluciones.
Los docentes reales son vitales para el sistema educativo. La tecnología no los puede reemplazar porque ellos le dan vida a las escuelas a través de sus experiencias.
Aprendemos equivocándonos. Sin embargo, los adolescentes y los adultos le tienen miedo al error. Para evitar esta sensación, el aprendizaje debe seguir la lógica de las vacunas que contienen una versión atenuada de un virus (el error) y le dan a nuestro sistema inmunitario la posibilidad de desarrollar anticuerpos contra ese virus (la solución).