Los seres humanos somos sociables, por lo que necesitamos sentirnos queridos, respetados y valorados por los demás. Por esta razón, la risa compartida nos hace bien al fortalecer las relaciones interpersonales y de pareja.

La risa compartida nos une

Fecha 19 de Septiembre de 2017

Nada prende tan pronto de unas almas en otras como esta simpatía de la risa. (Jacinto Benavente, 1866-1954, dramaturgo español)

Muchos de nosotros podemos acordar que la risa nos hace bien y nos acerca a las otras personas, ya sean ellas conocidas, familiares o, incluso, desconocidas en un teatro. 

Sin embargo, esta respuesta biológica no siempre es positiva para la vida de relación. Imaginemos a un amigo que se ríe de algo que a nosotros nos parece serio o a nuestra pareja festejando los chistes de un comediante que nos resulta obsceno en sus comentarios. Cuando alguien disfruta de algo que a nosotros no nos parece correcto se genera una situación que tendrá el efecto de desear alejarnos. Por el contrario, si la risa es compartida se fortalecerán las relaciones interpersonales y de pareja. 

Una investigadora en estos temas es Laura Kurtz, de la Universidad de Carolina del Norte, quien en sus trabajos pudo demostrar cómo la risa genuina nos hace sentir bien y cómo la risa compartida fortalece los vínculos. 

En uno de los estudios, Kurtz y su equipo buscaron el modo de producir risas compartidas en el laboratorio para poder medir experimentalmente cómo podrían afectar en una relación con un extraño. Lo lograron presentándole a un grupo de voluntarios tres tipos de videos: uno divertido, otro no tanto y, finalmente, otro para nada gracioso. Cada persona creía que estaba viendo el material junto a otra a través de un video-chat, pero en realidad se le mostraba un clip pregrabado de alguien riendo según los tres tipos de videos. Esto produjo más risas compartidas en el primer escenario, una menor risa en la segunda propuesta y ninguna en el caso de la tercera. 

Posteriormente, se les pidió a los participantes que completaran unos cuestionarios en los cuales debían anotar las emociones que sentían (positivas o negativas), su sensación de similitud con su compañero de video y si les gustaría conocerlo. 

Los resultados obtenidos presentaron que a mayor cantidad de risas compartidas los sentimientos de similitud entre los participantes aumentaban a la par del deseo por conocer a la otra persona. 

Para Kutz y Sara Algoe, coautora del estudio, la risa compartida nos señala que estamos viendo el mundo del mismo modo y aumenta momentáneamente el sentido de conexión.

Las conclusiones de esta investigación concuerdan con un estudio previo liderado por las investigadoras, en el cual la risa compartida fue un útil marcador del bienestar de la relación de pareja. 

Realizaron esta actividad con 77 parejas que llevaban más de 4 años juntos, consultándoles cuáles eran las vivencias que veían como positivas para la vida en pareja, cómo se habían conocido, etc., y midieron los momentos graciosos que se generaron entre ambos a lo largo de la entrevista. 

El veredicto marcó que las parejas que se reían juntas expresaron tener una relación de mejor calidad debido a sus sentimientos de cercanía y apoyo. 

Si bien no se puede referir a la risa como un medidor de la calidad de una relación, las investigadoras expresaron que sí es posible ver lo importante que es el sentido del humor y la vivencia conjunta del mismo, ya que nos da la sensación de que se comparte algo más profundo. De hecho, cuantos más hechos de risa compartida, más recuerdos de los cuales volver a reírse junto a las personas implicadas. 

¿Cómo podemos poner estos resultados en práctica? Recordando que somos seres sociales que necesitamos sentirnos cerca, queridos, respetados y valorados. 

En la vida personal y de pareja, es positivo encontrar todos los días tiempo para contarnos anécdotas que despierten emociones positivas. Asimismo, en el ámbito laboral, es importante generar espacios para que las personas puedan compartir videos divertidos, charlas distendidas y, en reuniones y capacitaciones, hacer un hábito del buen humor y la simpatía. De este modo, se logrará que el equipo se sienta más unido. 

Recordemos que las emociones son contagiosas y el buen estado de ánimo pasa de una persona a otra. Estas investigaciones nos llevan a pensar cómo pequeñas costumbres hacen a los grandes cambios y cómo cada uno de nosotros puede hoy con una sonrisa comenzar a gestar uno de ellos.


Bibliografía:

  • Kurtz, L. E., & Algoe, S. B. (2017). When Sharing a Laugh Means Sharing More: Testing the Role of Shared Laughter on Short-Term Interpersonal Consequences. J. Nonverbal Behav, 41: 45. doi: 10.1007/s10919-016-0245-9
  • Hall, J. A. (2017). Humor in romantic relationships: A meta-analysis. Pers Relationship, 24: 306–322. doi:10.1111/pere.12183

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