La resistencia al cambio puede ser derrotada. Para hacerlo hay que convertirse en un profesional en esta materia y para ello se deben considerar diversos aspectos aquí reflejados.

La guerra del arte: cómo combatir la resistencia al cambio (parte dos)

Fecha 15 de Abril de 2019

Leer: primera parte; tercera parte.


La postergación es la manifestación más común de la resistencia al cambio porque es la más fácil de racionalizar. El aspecto más pernicioso de la postergación es que puede volverse un hábito. La racionalización es la mano derecha de la resistencia al cambio.

En vez de mostrarnos nuestro miedo, esta actitud nos presenta una serie de justificaciones racionales y plausibles de por qué no debemos cambiar.

Pero la resistencia al cambio puede ser derrotada. Si esto no pudiera suceder, no habría una Quinta sinfonía, un Romeo y Julieta o un iPad.Para combatirla hay que convertirse en un profesional.Aquellos que son vencidos comparten una característica: todos piensan como amateurs. Aún no se han convertido en profesionales.

Para ser claro: cuando digo profesional no hablo de doctores o de abogados. Hablo de profesionales como un ideal. El profesional en contraste con el amateur. Considere las diferencias:

  • El amateur da clases, es médico o abogado por diversión, el profesional lo hace por su manutención. Para el amateur, la docencia, la medicina o la abogacía es su pasatiempo, para el profesional, su vocación.
  • El amateur es un “guerrero” de fin de semana, el profesional está ahí siete días a la semana.
  • El profesional es un soldado de infantería. Sabe que el progreso se mide en metros de tierra extraídos al enemigo en un día, una hora o un minuto y que se pagan con sangre. El profesional usa botas de combate.
  • En teoría, el profesional trabaja por plata pero, al final, lo hace por amor a lo que hace. 

¿Cuáles son los aspectos del profesional?Un profesional es paciente. Sabe diferir la recompensa. Es la hormiga, no la cigarra; es la tortuga no la liebre.

Sabe que cualquier trabajo toma el doble de tiempo de lo que pensaba y cuesta el doble de lo que calculaba. Sabe que es una Maratón no una carrera de 100 metros. Prepara su mente para el largo plazo.

Un profesional busca el orden. No tolerará el desorden, eliminará el caos de su mundo para desterrarlo de su mente. Actúa a pesar del miedo. Sabe que debe sobreponerse al temor y que no existe un guerrero sin miedo.

Un profesional no acepta excusas. Como respeta a la resistencia al cambio sabe que si cede hoy, no importa cuán plausible sea el pretexto, mañana tendrá el doble de posibilidades de ceder y no hacer su trabajo.

Un profesional está preparado. Está listo cada día para enfrentarse a su propio autosabotaje. Está preparado mentalmente para absorber y dar golpes. Está preparado para ser prudente y para ser temerario.

Un profesional no toma ni al fracaso ni a la victoria como algo personal.

El profesional escucha las críticas para aprender y crecer. Pero nunca olvida que la resistencia al cambio se apoya en las críticas para reforzar la quinta columna del miedo que trabaja dentro de nuestros cerebros tratando de quebrar nuestra voluntad y dedicación.

El profesional supera la adversidad. Su creatividad no se deja enterrar ni siquiera debajo de una montaña de excrementos de ave. Su corazón es a prueba de balas.

El profesional mantiene su ojo en la dona y no el agujero. Se recuerda que es mejor estar en la arena de la plaza de toros siendo atropellado por el toro que estar sentado en la tribuna. Un profesional reconoce sus limitaciones, se consigue un agente, un contador, un abogado. Sabe que puede ser un profesional en solamente una cosa.

Un profesional se reinventa a sí mismo. Como un alma migrante se desembaraza de su cuerpo pasado de moda y continúa con su jornada.

¿Por qué he insistido tanto con el profesionalismo? Porque lo más importante acerca del arte es el trabajo. Nada más es más importante que sentarse todos los días e intentarlo.

¿Por qué esto es tan importante? Porque cuando nos sentamos día tras día y seguimos triturando algo misterioso comienza a pasar. Un proceso se pone en movimiento por el cual, inevitable e infaliblemente diferentes fuerzas se enlistan en nuestra causa.

La buena suerte refuerza nuestro propósito. Cuando nos sentamos cada día y trabajamos el poder se concentra a nuestro alrededor, nos transformamos en una especie de barras magnetizadas que atraemos ideas, percepciones y creatividad. Lo que denominó profesionalismo alguien podría designarlo como el código del artista o el camino del guerrero.

Una vez alguien le pidió al rey espartano Leónidas que identificara cuál era la virtud suprema de un guerrero y él respondió: “Desprecio por la muerte”. Para nosotros “los profesionales” sería “desprecio por el fracaso”.


Referencia bibliográfica:

  • Harvey, T. R. (2010). Resistance to Change: A Guide to Harnessing Its Positive Power. Maryland: R&L Education.

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