
Redefiniendo la atención (primera parte)
Segunda parte: clic aquí.
Imagine el siguiente escenario: caminando por una calle de Buenos Aires, mientras toma un café, ve a un extraño confundido que mira un pedazo de papel. Él le pregunta cómo llegar hasta Plaza Francia, en la búsqueda de indicaciones. Mientras comienza a pensar en la respuesta, dos personas (transportando extrañamente una hoja de madera) pasan entre usted y el extraviado, cubriendo brevemente su visión. Durante esta momentánea interrupción, descubre el mejor camino para orientar al individuo. Luego de señalizarle los puntos de referencia esenciales, la persona le agradece y sigue su rumbo. Usted, por su parte, continúa su caminata sintiéndose bien por su gesto de amabilidad.
Sin embargo, hay una parte sorprendente de esta historia. El individuo al cual orientó no era en realidad el hombre que inicialmente le hizo la pregunta. Mientras la visión estuvo bloqueada el extranjero original cambió su lugar con una de las personas que transportaba la madera y usted ni siquiera se dio cuenta. Cuando uno se enfrenta a esta realidad hasta puede derramar su café.
Si es escéptico acerca de que este tipo de cosas puedan suceder vaya a Internet y vea el episodio de Inside Nova acerca de la ceguera al cambio (http://bit.ly/2t0xgvb). Verá que muchas personas no ven el cambio y alegremente le ofrecen direcciones a alguien a quien nunca antes le han hablado. Tanto en este video como en otras investigaciones sobre este tema el 50% de la gente no se da cuenta de modificaciones obvias que suceden justo frente a sus propios ojos (http://bit.ly/2t13JSb).
Este escenario de la hoja de madera es extrañamente familiar para los docentes. Algunos días podemos desaparecer detrás de una pared de madera y transformarnos en un misterioso extraño. Nuestros alumnos apenas lo notarían.
Explicando las distracciones: problemas y soluciones
En todas las salas de profesores uno escucha este repetido lamento: “¿Por qué mis alumnos no me prestan atención?”.
Esta pregunta proviene directamente del corazón y del alma de los docentes. Uno ha pasado semanas durante el verano preparando un programa e incorporando las últimas estrategias didácticas. Se ha dedicado todo un sábado a generar una clase que inspire a sus alumnos. Incluso ha dado la clase de hoy con un ímpetu y un brío que sería la envidia de Los Pumas, la Selección de rugby de Argentina. Todo lo que uno mendiga es que nuestros estudiantes nos presten atención y ni siquiera ellos lo hacen. ¿Qué otra cosa podemos hacer?
Mientras recuerda esta profunda frustración, tan común en la experiencia de muchísimos docentes, haga este ejercicio de dos pasos:
Primero imagine que le hace a sus alumnos esta pregunta: ¿por qué es tan difícil prestar atención en clase?
¿Qué piensa que le contestarían? Tómese un momento para anotar sus probables respuestas (volveremos más adelante a esta lista así que manténgala a mano).
Las respuestas de sus alumnos se diferenciarán dependiendo de sus circunstancias específicas: el grado y la materia que enseña; la escuela en la que trabaja y la persona que usted trae al aula. Pero sin importar las circunstancias probablemente acertará muchas respuestas con facilidad.
Una lista representativa sería algo parecido a esto:
- Hace calor en esta aula.
- Todo pasa tan rápido.
- Tengo hambre.
- Él me está molestando.
- El ruido en el corredor dificulta mi concentración.
- No entiendo.
- Estoy cansado.
- Y la respuesta más temida: ¡es tan aburriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiido!
Paso dos de este ejercicio: pregúntese a usted mismo y a sus colegas cómo contestarían esta misma pregunta. Mientras observa la vida de sus alumnos, ¿qué es lo que les dificulta prestar atención? Nuevamente tómese unos minutos para agregar esta información a su lista.
Cuando se les hace esta pregunta, los docentes típicamente identifican varios problemas:
- No duermen lo suficiente.
- La tecnología actual acostumbra a los alumnos a cambiar su foco atencional demasiado a menudo.
- Mira cómo está vestido ese alumno y no lo sorprende que no le presten atención.
- No es normal ni saludable para los alumnos estar sentados inmóviles durante tantas horas.
Encabezado # 1: Tanto los alumnos como los docentes pueden rápidamente identificar varios problemas potenciales con la atención.
Encabezado # 2: Debido a que conocemos cuáles son los problemas buscamos nuevas soluciones para ellos.
Pero una vez que los docentes comienzan a comprender los conceptos de la neuropsicoeducación nos damos cuenta de que tenemos estos encabezados más o menos al revés. En realidad, fundamentalmente, malinterpretamos los problemas que tienen nuestros alumnos con la atención. Y una vez que los comprendemos, resulta que ya tenemos muchas soluciones efectivas al alcance de la mano.
Nuestros alumnos no tienen problemas de atención. En realidad, cuando uno no se da cuenta del cambio detrás de la hoja de madera tampoco uno tiene un problema con la atención. Ayuda a comprender esta sorprendente afirmación imaginarse un sitio en construcción.
En frente de su escuela alguien compró un terreno para construir una casa.
Cada día aparecen hombres y mujeres con cascos, llevando intimidantes herramientas y hacen todo tipo de ruidos. A medida que las semanas pasan la estructura va creciendo y uno no puede dejar de admirar la casa y a la gente que la construye.
Desde el punto de vista del observador, tiene sentido hablar de la gente que construye la casa. Desde la óptica de los participantes, sin embargo, nadie construye una casa. Viene un grupo de especialistas y coloca los cimientos. Luego viene otro grupo y construye la estructura. Luego vienen más especialistas: plomeros, electricistas, pintores y techadores.
Aunque fue construida una casa, nadie en realidad lo hizo. En lugar de esto cada uno de los especialistas creó partes específicas y estas partes se unieron para crear una totalidad más grande.
Los que estudian la neuropsicoeducación piensan acerca de la atención de la misma forma. La atención es la casa creada por los subprocesos cognitivos, pero ninguno de estos subprocesos crea la atención. Cada uno contribuye con un elemento esencial y estos elementos se unen para crear una totalidad más grande: la atención.
Por esta razón, los docentes necesitan repensar sus propios esfuerzos para ayudar a que los alumnos presten atención. Hemos estado pensando en la atención como una única cosa y hemos estado insistiendo en que nuestros alumnos nos la presten.
Si comprendemos la atención en esta nueva forma, nos damos cuenta de que debemos focalizarnos en estos subprocesos cognitivos. Si ayudamos a nuestros alumnos a que logren realizar estas subtareas, el resultado será su atención. Pero no necesitamos enfatizar en la atención, debemos acentuar en qué partes deben unirse para generar una hermosa totalidad atenta.
Bibliografía:
- Petersen, S. E., & Posner, M. I. (2012). The attention system of the human brain: 20 years after. Annu Rev Neurosci, 35:73-89. doi: 10.1146/annurev-neuro-062111-150525