Los rostros sonrientes quedan almacenados en nuestra memoria de forma más duradera.

Recordamos mejor a las personas que sonríen y nuestro cerebro las detecta rápidamente

Fecha 13 de Diciembre de 2013

Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).


Desde tiempo inmemoriales, se sabe que un rostro sonriente produce emociones positivas y resulta atractivo, ahora la neurociencia suma nuevas evidencias que nos muestran lo importante que es como seres sociales sonreír más seguido y de sobremanera, si queremos que nos recuerden.

Un estudio realizado en el Centro de Neurociencias Cognitivas de la universidad de Duke (EE UU), los científicos Takashi Tsukiura y Roberto Cabeza demostraron que los nombres de personas que sonríen se recuerdan mejor.

La investigación se realizó presentándole a un grupo de voluntarios fotografías de personas serias y otras sonrientes, seguidas de sus nombres. A la par los cerebros de los participantes, eran monitoreados por resonancia magnética funcional (RMf).

La RMf reveló que la corteza orbitofrontal (relacionada con el circuito de placer cerebral) y el hipocampo (relacionado con la memoria) de los voluntarios mostraba más actividad cuando aprendía y recordaba los nombres de las personas con gestos sonrientes.

Esta respuesta se debe a que nuestro cerebro es social y, por ende, sensible a las señales sociales positivas. Por ello, detectar rápidamente a los amigos o personas amigables fue una excelente estrategia de supervivencia para nuestros antepasados, lo mismo que lo que es hoy en día recordar a las personas que nos ayudaron o consideramos que podrán hacerlo.

Las neuronas en espejo también entran en juego, activándose aquellas que hacen sentir como propia la expresión alegre del otro, lo que conduce a estimular el circuito de recompensa cerebral y con ello a la memoria.

Estudios anteriores realizados por Antonio Aznar-Casanova y colaboradores de la Universidad de Barcelona, ya habían revelado que los rostros sonrientes eran identificados en 100 milisegundos, mucho antes que las expresiones de tristeza y miedo.

Richard Wiseman, psicólogo de la Universidad de Hertfordshire, dice que la manera de actuar modifica los pensamientos y sentimientos, motivo por el cual sonreír es fundamental. Para que este acto deje una huella en nuestro estado emocional hay que mantener la sonrisa unos 10-15 segundos. Por ello en Neurosicoeducación se emplea el uso de la sigla de UCCM (unidad cuerpo cerebro mente).

Sin lugar a dudas, sonreír tiene muchos aspectos positivos: hace ver a una persona más sincera, atractiva y amable, despierta las neuronas en espejo de los otros y aumenta los niveles de dopamina (un neurotransmisor relacionado con sensaciones de placer) en uno mismo y en los demás.

Así que si deseamos:

  • Dejar una imagen agradable y que nos recuerden.
  • Mejorar nuestro estado de ánimo.
  • Despertar positivamente las neuronas en espejo de los otros.
  • Estimular la memoria de los alumnos o grupo de capacitación.
  • Generar un contexto enriquecido y seguro en el aula o ámbito laboral.
  • Crear un espacio a favor de las funciones cognitivas y ejecutivas de la corteza prefrontal.

Lo que debemos hacer ¡es sonreir!


Referencia: 

  • Alves, N. T., Aznar-Casanova, J. A., & Fukusima, S. S. (2009). Patterns of brain asymmetry in the perception of positive and negative facial expressions. Laterality, 14(3):256-72. doi: 10.1080/13576500802362927