A partir de la realización de estudio se determinó que cuando realizamos una tarea positiva, en mucho casos, nos damos la posibilidad de hacer algo no tan bueno. ¿Por qué sucede esto?

¿Hacer cosas buenas nos da permiso para hacer otras que no lo sean tanto?

Fecha 03 de Febrero de 2014

Artículo de uso libre, sólo se pide citar autor y fuente (Asociación Educar).


¿Quién no se dijo alguna vez “Me merezco comer este chocolate después de todo lo que hice?” o “Con lo bien que me manejé en esa reunión, puedo permitirme contestar mal. No tengo que ser perfecto” o, por último, “Caminé 20 cuadras, puedo comer una porción extra”.

Todos estos permisos que solemos darnos han sido objeto de investigación, ya que al parecer tienen una relación estrecha con acciones anteriores que hayamos realizado y consideramos positivas.

Una de estas investigaciones es la que se realizó en la Universidad Nacional Sun Yat-Sen de la Republica de China con un grupo de voluntarios. Todos eran fumadores, quienes debían responder a un cuestionario con preguntas que eran irrelevantes para el estudio ya que el mismo se basaba en ver qué sucedía con los participantes si antes habían realizado algo que consideraran positivo o beneficioso.

Antes de responder al cuestionario, todos los participantes tomaron un comprimido que era de azúcar. A la mitad de ellos se les informó la verdad y, a la otra, se le comunicó que se trataba de una dosis de vitamina C.

Asimismo, los investigadores les permitieron fumar mientras realizaban el cuestionario para que pudieran sentirse más tranquilos. Sin ninguna sorpresa, los científicos observaron que, tal como lo esperaban, los voluntarios que habían ingerido la supuesta dosis de vitaminas fumaron el doble de cigarrillos.

Wen-Bin Chiou, uno de los profesionales, consideró que de forma consciente, o inconsciente, quienes habían pensado que habían realizado anteriormente un acto saludable se permitieron fumar más.

Otro estudio de Bin Chiou, publicado en Psychological Science, y que aportó información sobre este tema, fue el realizado con un grupo de voluntarios a los cuales se los dividió en dos partes. A un grupo se le informó que tomaría un complejo multivitamínico y, al otro, un placebo, aunque la realidad fue que todos tomaron un placebo. Luego se siguió un registro con las conductas diarias de cada uno de los participantes.

Los resultados presentaron que aquellos que creyeron haber tomado el suplemento se sintieron invulnerables ante posibles riesgos en su salud y esto los llevó a realizar actividades más riesgosas, a cuidarse menos, a no hacer ejercicios o a disminuir sus sesiones de caminatas. A su vez, ante la presencia de comidas sanas, productos orgánicos o un bufett de quesos y fiambres, la mayoría optó la comida menos sana.

Una nueva experimentación, liderada por Nina Mazar en la Universidad de Toronto, presentó la relación que existe entre los productos ecológicos y los consumidores. Se observó que la mera exposición a productos ecológicos llevaba a las personas a actuar de un modo más altruista, que ante la exposición a productos tradicionales. Sin embargo, las personas actuaron de un modo menos altruista y con mayor tendencia a hacer trampas, después de comprar productos ecológicos, algo que no fue igual ante la compra de productos convencionales. Para Mazar, los estudios mostraron que el consumo está también conectado a los comportamientos sociales y éticos mucho más de lo que se pensaba.

Si bien todos los trabajos científicos necesitan de otros nuevos para confirmar y comprender sus resultados, con lo visto hasta el momento ya podemos poner en acción nuestra inteligencia reflexiva y preguntarnos: ¿Alguna vez me pasó? ¿Me doy permiso para actuar con menos valores si he realizado cosas durante el día que considero positivas o buenas? ¿Me creo con derecho a no actuar con respeto si como más sano que otros? Si la respuesta es sí, debemos poner en marcha nuestra capacidad de auto-observación; una capacidad primordial para crecer como mejores personas y, así, ajustar nuestros pensamientos justificadores, que siempre encuentran una razón para ayudarnos a no cambiar. Esta sensación de “me lo merezco” o “me lo gané” debería pasar por una evaluación más equitativa y reflexiva. Antes de actuar, deberíamos preguntarnos: ¿Me gané el derecho a no ser amable, debido a que actué bien en una reunión? o ¿Me merezco cuidarme menos porque tomé vitaminas?

Seguramente, luego de estas preguntas seremos más conscientes y la toma de decisiones que hagamos será mejor. En el caso de que no pudiéramos actuar de mejor manera, al menos habremos dado un gran paso, ya que sabremos que hacemos algo que no está bien y ése será el principio que me impulsará al cambio.


Bibliografía:

  • Chiou, W. B., Yang, C. C., & Wan, C. S. (2011). Ironic effects of dietary supplementation: illusory invulnerability created by taking dietary supplements licenses health-risk behaviors. Psychol Sci, 22(8):1081-6. doi: 10.1177/0956797611416253
  • Mazar, N., & Zhong, C. B. (2010). Do green products make us better people? Psychol Sci, 21(4):494-8. doi: 10.1177/0956797610363538