Inmortalizar las vivencias felices a través de fotos intensifica nuestros estados emocionales, algo muy positivo si el presente está relacionado con experiencias agradables.

¿Es bueno tomar fotografías durante los momentos de disfrute?

Fecha 25 de Octubre de 2017

Tal vez usted alguna vez se haya preguntado si cada vez que viviera una experiencia especial sería bueno sacarse una foto para eternizar la situación mágica.

Para responder a esta pregunta, un equipo de investigadores de la Universidad de California del Sur, liderado por la investigadora Kristin Diehl, se propuso ver si tener este tipo de conducta era una idea acertada o solo servía para interrumpir la experiencia que se estaba viviendo en el aquí y ahora.

El trabajo contó con la participación de 2.000 voluntarios. A la mitad se les pidió que tomaran fotografías en el laboratorio y en su vida diaria cuando estuvieran caminando por la ciudad, visitando un museo y mientras disfrutaran de un almuerzo. El otro 50 % de las personas no debían sacar fotos, pero sí pasar por las mismas situaciones que el grupo anterior. 

Al final del estudio, los participantes de ambos grupos debieron completar unos cuestionarios que permitieron medir el grado de satisfacción y la intensidad con la que valoraron todas las actividades realizadas. 

El resultado fue sorprendente pues en contra de las expectativas de los investigadores se vio que tomar fotos durante los momentos agradables contribuía a que todas las experiencias resultaran emocionalmente más ricas. 

Los miembros del grupo que debían sacar fotos informaron que se sintieron más involucrados con las actividades que realizaron y de mejor humor. 

Luego de ver los resultados, los investigadores se propusieron averiguar si eran reales o solo una sensación de quienes sacaron las fotos. 

Con este objetivo a la vista, propusieron la visita a un museo usando unos anteojos especiales que registraban por un lado la dirección de la mirada y, por el otro, el tiempo en que la misma se quedaba fija en un objeto determinado. Lo que se encontró fue que quienes poseían cámaras fotográficas contemplaban por más tiempo y con mayor frecuencia los objetos en el museo, además de disfrutar más el día que pasaron dentro del mismo. Como agregado, dicho efecto emocional les duró una semana. 

La repuesta al porqué sucede esto, según Stefan Schmidt, investigador de la atención de la Universidad de Friburgo, estaría en el planteamiento mental en el momento de sacar una fotografía. Pues al esperar encontrar el momento ideal para obtener la instantánea perfecta aumentamos nuestra concentración y entramos en un estado de contacto intenso con el aquí y ahora. 

Inmortalizar las experiencias a través de fotos intensifica entonces nuestros estados emocionales, algo que por supuesto es bueno si el presente está relacionado con experiencias agradables. Sin embargo, si la experiencia no es de nuestro gusto sacar fotos tendría un efecto contraproducente al aumentar la intensidad de las emociones negativas que estamos teniendo.

El resultado de este estudio sirve también para demostrar que muchas veces la ciencia es contra-intuitiva, en el sentido de que sus hallazgos en algunas oportunidades se contraponen con lo que nuestras intuiciones nos indican. 

Así que si nos permitimos contactarnos a través de registrar en una foto un momento de felicidad, las sensaciones de placer aumentarán. Además no debemos olvidarnos de compartir ese instante con las personas con las que estamos. De esta manera, el resultado será maravilloso.


Bibliografía:

  • Diehl, K., Zauberman, G., & Barasch, A. (2016). How taking photos increases enjoyment of experiences. J Pers Soc Psychol, 111(2): 119-40. doi: 10.1037/pspa0000055

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