Los niños que interactúan con padres y docentes conversadores tienden a desarrollar mejores habilidades cognitivas.

Consejos para fomentar el desarrollo del habla en casa y en la clase

Fecha 29 de Julio de 2019

Investigadores de la Universidad de York estudiaron durante 3 días a 107 niños de entre 2 y 4 años mientras interactuaban constantemente con sus padres y docentes.

Este trabajo reflejó que las habilidades no verbales de los niños (como, por ejemplo, el razonamiento y la identificación de palabras, números y formas) aumentaban notablemente mientras escuchaban numerosas palabras y conversaciones.

Para llevar a cabo esta investigación se fueron escondidos pequeños grabadores en las vestimentas de los chicos, monitoreándolos alrededor de 16 horas diarias en sus hogares y en las guarderías.

Los pequeños fueron monitoreados mientras pasaban tiempo con adultos y cuando realizaban diferentes actividades para evaluar sus habilidades cognitivas como dibujar, copiar y realizar tareas operativas. Esto permitió estudiar las interacciones diarias entre adultos y niños en un ambiente natural y cotidiano.

Este trabajo demostró que la cantidad de palabras que los niños escuchaban a diario está asociada positivamente a su habilidad cognitiva debido a que la gran exposición al lenguaje fomenta mayores oportunidades de aprendizaje. Además, escuchar conversaciones de calidad tiene múltiples beneficios para el desarrollo de sus habilidades lingüísticas.

Luego se analizó el impacto de la relación entre padres e hijos y los investigadores notaron que los padres que reaccionaban con entusiasmo y animaban a sus hijos a explorar con el lenguaje y además fomentaban que se expresen de manera individual demostraban menos agresividad y conductas disruptivas.

Consejos para fomentar el desarrollo del habla en casa y en clase:

  • Hablarles de forma clara y sencilla para ser un buen modelo de conversación.
  • Parafrasear las frases y palabras que estén mal expresadas por parte de los niños y repetirlas con un buen tono para generarles entusiasmo después de que él/ella las diga sin necesidad de indicarles lo que dice mal.
  • Ampliar el vocabulario: con los más pequeños, una buena estrategia es usar imágenes, fotografías o cartas de diferentes temas (frutas, juguetes, animales) y jugar a diferentes juegos (por ejemplo, adivinanzas, rimas, ¿cuál falta?, ¿cuál es tu favorito?). También buscar en revistas para nombrar, recortar y pegar, armar crucigramas juntos.
  • Leerles cuentos, enseñarles las imágenes y luego permitir que él/ella cuente lo que considere importante, siempre demostrando interés y realizando contacto visual. Hablarles sobre los personajes, la historia, la trama, el problema, etc. Permitirles que nos hagan preguntas y responderles con frases sencillas.
  • Realizarles preguntas con juegos de sí o no. Por ejemplo: “¿El perro maúlla?” o “¿Un pájaro canta?”. Luego, ampliar su vocabulario permitiéndoles que realicen preguntas curiosas.
  • Ampliar su vocabulario utilizando palabras complejas (por ejemplo, derecha e izquierda, los opuestos o las relaciones espaciales como primero, segundo y tercero).
  • Cantarles canciones para mostrar ritmo y favorecer un patrón de expresión.
  • Desarrollar la escucha al 100%: cuando nos hablan debemos prestarles toda nuestra atención y demostrarles que comprendemos sus palabras o frases.
  • Utilizar pausas y permitir tiempo de silencio. Así permitiremos que los niños tengan tiempo de pensar y puedan continuar con la conversación.

Finalmente, es fundamental como padres y docentes tratar a las edades tempranas como un período de gran aprendizaje. Este es un momento crucial para desarrollar juntos experiencias únicas, dinámicas y motivadoras señalando la importancia que tiene la motivación y el entusiasmo en el proceso de aprendizaje, entendiendo la relación entre las experiencias del ambiente y comprendiendo el desarrollo de los niños.


Referencia:

  • d'Apice, K., Latham, R. M., & von Stumm, S. (2019). A naturalistic home observational approach to children's language, cognition, and behavior. Developmental Psychology, 55(7), 1414-1427. doi: 10.1037/dev0000733

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