
Consejos para el aula: la importancia de una buena noche de sueño
Material de uso libre, sólo se pide citar la fuente (Asociación Educar).
Para poder desempeñarnos en nuestro máximo potencial y que nuestro cuerpo se desarrolle en plenitud, el descanso es un factor determinante. Cuando dormimos suceden procesos fisiológicos muy importantes que además de ayudar a recomponer nuestro organismo luego de un largo día también tienen un rol esencial en la consolidación de la memoria. Es decir, para recordar lo aprendido en el aula dormir es algo muy significativo. Además, investigaciones del colegio de Medicina de la Universidad de Cincinnati concluyeron que la restricción crónica del sueño durante la adolescencia puede causar falta de atención y disminuir la capacidad de aprendizaje.
Un trabajo realizado por el Laboratorio de Neurociencias y Educación de Asociación Educar junto con la colaboración de más de 100 docentes de 37 instituciones educativas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, México y Uruguay, en el que se encuestó durante 5 días a 2693 alumnos cuya edad osciló entre 11 y 20 años, determinó que los participantes mayores de 13 años duermen en promedio menos de 8 horas, y que entre los de 17 y 20 años el promedio disminuye a las 6:48 horas.
Aun más relevante es que a partir de los 11 años el 9,9% de los encuestados dormía menos de 7 horas al día, aunque esta cifra aumenta a niveles alarmantes, llegando a más del 40% de los participantes de entre 17 y 20 años.
Según la National Sleep Foundation (EEUU) las horas de sueño recomendadas son las siguientes:
- Recién nacidos: 14 a 17 horas.
- Infantes: 12 a 15 horas.
- Niños en edad preescolar: 10 a 13 horas.
- Niños en edad escolar: 9 a 11 horas.
- Adolescentes: 8 a 10 horas.
- Adultos: 7 a 9 horas.
- Adultos mayores: 7 a 8 horas.
Para que nuestros alumnos comprendan la importancia del sueño y se interesen por este tema, una propuesta muy interesante que podemos llevar a cabo es invitarlos a realizar un registro de su sueño (a qué hora se acuestan; a qué hora se levantan y la cantidad de horas de sueño). En otras palabras, podemos transformar las aulas en laboratorios de aprendizaje en donde ellos sean los protagonistas y comparen, reflexionen y analicen sus propios rendimientos escolares, deportivos, artísticos, etc., de acuerdo con su propio descanso. Revisando así nuestra propia cotidianidad es la mejor estrategia de concientizarnos sobre qué hacemos con nuestra propia vida.
Ver nuestros hábitos en papel nos permite de una forma muy concreta y sencilla ser conscientes de la situación en la cual nos encontramos y de qué tan cerca estamos de una rutina ideal para nuestro desarrollo y rendimiento académico. Por ello los adolescentes pueden realizar encuestas dentro de su propio grupo etario -ya que los pares a esta edad acaparan toda su atención- proponiendo campañas por las redes sociales de concientización de la importancia del descanso para nuestro cerebro (una vez realizada la investigación sería importante cotejar las distintas fuentes). Para los más chicos el mundo sigue siendo el entorno familiar por lo que se les puede proponer realizar una campaña intra familiar donde ellos sean los generadores y multiplicadores de conductas positivas para nuestro cerebro.
Para lograr mayor compromiso de los alumnos podemos usar el poderoso instinto de imitación que tenemos los seres humanos, involucrándonos también los docentes en este proceso e intercambiando nuestras experiencias con los alumnos. De esta manera fomentaremos que entre ellos compartan sus conocimientos y aprendizajes. Al mismo tiempo, ya que las instituciones educativas son comunidades en las cuales las familias de los estudiantes son un pilar importante, es interesante armar reuniones, talleres, carteleras, notas informativas, etc., para que se involucren y concienticen sobre la importancia del descanso a la hora de potenciar nuestros cerebros. De este modo se podrán realizar nuevos acuerdos familiares que favorecerán una vida cerebralmente más saludable.
Para trabajar este tema con los más chicos nos encantaría invitarlos a leer el siguiente material gratuito:
El Laboratorio del Profesor Neuri: El sueño
www.asociacioneducar.com/neuri#sueno
Bibliografía:
- Hirshkowitz, M. (2015). The National Sleep Foundation's sleep time duration recommendations. Sleep Health. Recuperado de: https://sleepfoundation.org/how-sleep-works/how-much-sleep-do-we-really-...
- Beebe, D. W., Rose, D., & Amin, R. (2010). Attention, learning, and arousal of experimentally sleep-restricted adolescents in a simulated classroom. J Adolesc Health. 47(5):523-5. doi: 10.1016/j.jadohealth.2010.03.005
- Dewald, J. F., Meijer, A. M., Oort, F. J., Kerkhof, G. A., & Bögels, S. M. (2010). The influence of sleep quality, sleep duration and sleepiness on school performance in children and adolescents: a meta-analytic review. Sleep Med Rev, 14(3):179-189.
- Carskadon, M. A. (2011). Sleep in Adolescents: The Perfect Storm. Pediatr Clin North Am, 58(3):637-647.
- Beebe, D. W. (2011). Cognitive, Behavioral, and Functional Consequences of Inadequate Sleep in Children and Adolescents. Pediatr Clin North Am, 58(3):649-665.
- Curcio, G., Ferrara, M., & De Gennaro, L. (2006). Sleep loss, learning Capacity and academic performance. Sleep Med, 10(5):323-337.
- Watson, N. F., Safwan Badr, M., Belenky, G., et al. (2015). Recommended Amount of Sleep for a Healthy Adult: A Joint Consensus Statement of the American Academy of Sleep Medicine and Sleep Research Society. Sleep, 38(6):843-844.
- Sadeh, A., Gruber, R., & Raviv, A. (2003). The effects of sleep restriction and extension on school-age children: what a difference an hour makes. Child Dev, 74(2):444-445.
- Roane, B. M., & Taylor, D. J. (2008). Adolescent insomnia as a risk factor for early adult depression and substance abuse. Sleep, 31(10):1351–1356.
- Andrade, M. M., Benedito-Silva, A. A., Domenice, S., et al. (1993). Sleep characteristics of Adolescents: A longitudinal study. J Adolesc Health, 13(4):401-406.
Colaboradores y revisores:
Dr. Jesús Lázaro Romero Recasens
- Doctor en Ciencias Pedagógicas.
- Máster en Educación Superior.
- Director de Formación del Profesional de la Universidad de Camagüey.
- Director del curso de postgrado: “Fundamentos Neurocientíficos del aprendizaje”, Universidad de Camagüey.
Lic. Mariana González
- Directora del Instituto primario Jesús María.
- Licenciada en Ciencias de la Educación, Universidad de Quilmes.
- Licenciada en Ciencias de la Educación, Universidad de Morón.
- Autora de cursos de capacitación y estrategias de enseñanza para el aula, ADESE.
Lic. Sonia Peirone
- Titular de la Dirección de Educación de la Municipalidad de Río Tercero.
- Licenciada en Historia, Universidad Católica de Córdoba.
- Secretaria de la Cooperativa Estudiantil Charles Howarth.
Dr. Roberto Rosler
- Médico Neurocirujano egresado con Diploma de Honor, Universidad de Buenos Aires.
- Docente Adscrito a la Cátedra del Departamento de Neurocirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
- Profesor de Neurofisiología de la Carrera de Médico Especialista en Neurología de la Universidad de Buenos Aires.
- Profesor de Neurología y Neurocirugía I de la Facultad de Ciencias Médicas de la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires (UCA).
- Coordinador y Profesor de Neuroanatomía de la Maestría en Neuropsicología de la Escuela de Medicina del Instituto de Medicina del Hospital Italiano de Buenos Aires (IUHI).
- Profesor de Bases biológicas y neurológicas de la conducta de la Facultad de Psicología de la Universidad de Belgrano (UB).