Hombres y mujeres son ¿diferentes? ¿En qué se distinguen? Ambos poseen cualidades que los caracterizan, aunque lo cierto es que juntos se complementan y potencian.

CEREBRO FEMENINO - CEREBRO MASCULINO: ¿iguales o diferentes?

Fecha 14 de Julio de 2015

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Las diferencias entre el cerebro de hombres y mujeres son discutidas y no tan claras para el mundo científico. Por lo tanto, se plantea como hipótesis de trabajo: ¿qué tanto del comportamiento femenino y masculino está impulsado por esas distinciones en sus cerebros? Sin duda, esta pregunta es explosiva y con distintas respuestas. Porque si bien el cerebro ―como todo el cuerpo humano― está formado por la exposición a hormonas en el vientre materno, también es cierto que existe mucha influencia social involucrada en el modo de pensar y actuar en ambos sexos. 

Un estudio presentó que hacia la decimosexta semana de gestación las madres de niños sometidas a una prueba de amniocentesis (obtención de muestras de fluido del útero para medir los niveles de testosterona) descubrieron fascinantes vínculos entre los resultados y el comportamiento posterior del pequeño. Cuánto más alta está la testosterona prenatal de los niños, más lento será el desarrollo social; el vocabulario, más reducido antes de los 2 años y menos empatía tendrá al alcanzar la edad escolar. Por otro lado, estar expuestos a elevados niveles de testosterona incrementará algunas habilidades espaciales y acelerará la capacidad de identificar formas específicas escondidas en un diseño.

En otro trabajo, científicos de la Universidad de Pensilvania escanearon los cerebros de 949 hombres y mujeres, con edades de entre 8 a 22 años. Se encontraron algunos resultados muy interesantes: los hombres mostraron conexiones más fuertes entre la parte delantera y la trasera del cerebro, lo que sugiere que podrían ser más capaces de conectar lo que ven con lo que hacen. Las mujeres, por su parte, poseen mayores vínculos entre el hemisferio derecho e izquierdo del cerebro, y, de este modo, la unión entre las diferentes regiones incrementa la capacidad para desarrollar varias tareas a la vez y ser emocionalmente más amplias.

El cerebro humano es extremadamente maleable, particularmente durante la adolescencia. Cualquier particularidad observada puede ser producto de la presión social o la tendencia a imitar. Sin embargo, revisando análisis efectuados surgen conclusiones categóricas: por un lado, el escaso progreso logrado en el estudio de las diferencias, y, por el otro, todos los cerebros hasta la semana 8 del desarrollo del embrión son femeninos.

Las características aparecen a partir de distintos programas genéticos. Así se define una cantidad de variaciones anatómicas, además de otras en los circuitos neuronales y en la calidad de los neurotransmisores.

Universalmente la sensación general es que mujeres y hombres presentan muchas características distintas: por ejemplo, tienden a reaccionar de disímiles maneras en determinadas situaciones y cada uno presenta mejor habilidad para adaptarse en sus labores.

Las investigaciones en pos de explicar las diferencias son muchas, pero también existen otras que no acuerdan con las mismas. Algunas hablan de que los modos son el resultado de un mecanismo evolutivo que en determinado momento fue muy necesario, y llevó a los hombres a inventar herramientas y armas, a fin de defenderse y proteger a los suyos de los enemigos. Asimismo, su capacidad de empatía más baja los ayudó a sobrevivir en la soledad durante las largas temporadas de caza y viajes; y también los llevó a cometer actos de violencia interpersonal y agresiones, comportamientos considerados necesarios dadas las competiciones masculinas.

Mientras que el cerebro femenino tendió a una mayor empatía. Es decir, se inclinó hacia una mayor capacidad de identificar emociones y pensamientos de otros, mayor predisposición a entender mejor a los demás, predecir su comportamiento y a conectarse emocionalmente de manera intuitiva. Estas características progresaron en respuesta a las numerosas situaciones y ambientes a los que cada sexo se ha enfrentado a lo largo de milenios. Por tal motivo, las mujeres desarrollaron sus tendencias a la empatía para cuidar de sus hijos, entendiendo y anticipando sus necesidades, dado que éstos no podían hablar todavía. Además, este rasgo ayudó a generaciones femeninas pasadas a hacer amigos y aliados en los nuevos entornos o tribus en los que vivieron cuando formaron nuevas familias.

Un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard encontró que el lóbulo frontal, región en donde se elaboran las decisiones y la resolución de problemas, es proporcionalmente más grande en las mujeres. También los son algunas estructuras del sistema límbico (emociones) y el hipocampo (memoria de corto plazo). Entre las áreas consideradas más extensas en los hombres se destaca el lóbulo parietal, el cual procesa los signos de los órganos sensoriales e involucra la percepción del espacio.

Ambos sexos utilizan distintas modalidades cerebrales para controlar el dolor. Difiere el comportamiento de la amígdala cerebral para regular las emociones, la conducta social y sexual, porque los hombres y las mujeres resuelven los eventos emocionales cada cual con sus herramientas.

Comprender la biología del cerebro femenino y masculino aún merece mucho camino por recorrer. Hay diversas investigaciones en donde no se hallaron diferencias en los resultados de pruebas y evaluaciones de matemática entre ambos los sexos.

Una parte importante del conflicto existente entre hombres y mujeres se debe a las expectativas y creencias poco realistas, derivadas de la incapacidad de comprender los atributos de los dos géneros. La mayoría considera que los objetivos primordiales del cerebro masculino son el sexo, el status y el poder, pero olvidan que estos circuitos no son esclavos de la testosterona o del impulso sexual, sino aptos de madurar hacia una capacidad de amar y apegarse también muy fuerte en la mujer. El estereotipo de hombre estoico y falto de emociones se contradice con las conductas de apego del hombre actual.

La cuestión entre hombre y mujer despierta siempre gran interés. Se vive a diario y el subjetivismo que lo acompaña suele ser una fuente de malentendidos y conflictos.

Por un lado, es conocido y aceptado que la igualdad como concepto ético es compatible con diversidad; si hay una constante en biología es la continua aparición de multiplicidad.

El conocimiento de las incógnitas del cerebro masculino y femenino que vayan surgiendo debe ayudar tanto a los hombres como a las mujeres a sentir más intimidad, compasión y valoración mutua.

Nadie debe sentirse superior o inferior con respecto al sexo opuesto. Toda esa idea surge cuando se piensa en el hombre y en la mujer como dos especies distintas, pese a que pertenecen a una misma humanidad, y ambos tienen cualidades complementarias: se necesitan mutuamente, y sólo cuando están juntos están enteros.

La vida hay que tomársela con calma. Las particularidades no son contradicciones, sino que pueden ayudarse recíprocamente y realzarse inmensamente. La mujer que ama puede engrandecer la creatividad del amado y viceversa; inclusive ambos tienen la posibilidad de inspirarse mutuamente para alcanzar cimas nunca soñadas. 

Como se expresó anteriormente hay mucho sendero por trazar, pero hay una muestra que todos conocemos y nos permite darnos cuenta cuán parecidos podemos ser. Enamorados los hombres vamos al shopping, somos más tiernos y más expresivos mientras que las mujeres ven partidos de fútbol sin protestar. Todo esto se logra sin que las estructuras cambien: solo se modifican los neurotransmisores y las hormonas.

El deseo universal es que ambos se hicieran un todo orgánico, permaneciendo al mismo tiempo absolutamente libres, porque el amor nunca crea ataduras, sino que da libertad.

Es cuestión, entonces, de acercar las aptitudes en interrelación mutua, sin competencias banales, en pos de un mundo más tranquilo y en paz.

El hombre y la mu­jer no son ni iguales ni desiguales: son únicos. Y el encuentro de dos seres únicos trae algo milagroso a la existencia.


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Imagen: Robert Neubecker - www.neubecker.com