
Ansiedad precompetitiva: ¿te podés calmar?
MeNT
Aportes de la Ciencia al Deporte
@equipoment
Está muy claro que cuando nuestra performance importa y estamos ante un gran desafío sentiremos algo de presión. Esto aplica a cualquier ámbito de nuestra vida: el momento de rendir un examen; una primera cita; antes de dar una presentación en público y muchos más etcéteras. En el deporte de alto rendimiento, esa presión pareciera tener un gran impacto y por esto se ha buscado durante mucho tiempo conocer las mejores estrategias para intentar calmar esa ansiedad. ¿Qué pasa si les digo que apaciguarla es exactamente lo que debemos evitar hacer? “Calmate” o “tranquilizate”, eso es justamente lo que NO debemos decir.
Cuando vos mismo u otra persona te aconsejan calmarte, el mensaje implícito es que tenés que dejar de sentir lo que estás sintiendo porque no está bien. Como si esto fuese un error. Y cuando uno intenta suprimir una sensación y la posterior emoción que la percepción de esa sensación genera, activamos en una estructura de nuestro cerebro llamada amígdala, parte de nuestro sistema límbico, el encargado, entre otras cuestiones, de gestionar nuestras emociones. Si yo trato de eliminar esa sensación, mi cerebro más evolucionado, el prefrontal, empezará a crear una serie de especulaciones acerca de porqué lo que estoy sintiendo es equivocado, un error o un problema. Estos serían pensamientos como: “no estoy lo suficientemente preparado”; “el otro equipo tiene mejores jugadores”; “creo que no tengo un buen día”, etc. De esta manera, se crea un escenario que no es el mejor para una competición.
En una investigación que llevó a cabo Alison Wood Brooks (2014) se dio a conocer que el 84% de las personas cuando se sienten ansiosas antes de una performance tienden a decirse a sí mismos: “calmate, no estés nervioso”. En siguientes estudios demostró que la mejor estrategia para incrementar el rendimiento es la de “re-valoración”. Ella probó que resignificar la ansiedad precompetitiva como una emoción de entusiasmo tiene muchísimo mejor resultado que intentar calmarla.
Entonces separemos esta estrategia en tres instancias:
1. Es importante identificar las señales que nos da el cuerpo. Esto supone notar las sensaciones fisiológicas de la ansiedad: la sudoración de las manos; el nudo en el estómago; la falta de aliento; las palpitaciones o lo que sea que el cuerpo esté comunicando.
2. Es fundamental aceptar estas sensaciones. No vamos a luchar contra ellas, las reconoceremos y las dejaremos fluir naturalmente.
3. Nos diremos a nosotros mismos que es un excelente momento y que nos estamos sintiendo de ese modo porque estamos muy entusiasmados y a punto de hacer algo muy valioso.
Es vital el diálogo interior, el poder decirse a uno mismo que se está ante una oportunidad, que se está entusiasmado y que lo que está sintiendo en el cuerpo es completamente normal y positivo. Nuestro cerebro necesita procesar ese diálogo interior. Entonces, no controlaremos lo que sentimos sino LA RESPUESTA ante este estímulo.
Referencia bibliográfica:
• Brooks A. W. (2014). Get excited: reappraising pre-performance anxiety as excitement. Journal of experimental psychology. General, 143(3), 1144–1158. https://doi.org/10.1037/a0035325
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