La ansiedad es una característica de todo ser humano. Bien manejada nos puede generar energía creativa, pero si nos supera complicará nuestra existencia.

Ansiedad: un aspecto más de la naturaleza humana

Fecha 26 de Febrero de 2016

“Es muy conveniente pensar que nosotros podemos controlar conscientemente todo, sin embargo, es muy fácil para el cerebro actuar inconscientemente. Si no fuera así, estaríamos tan ocupados calculando cada uno de nuestros pasos ―o cada respiración― que no seríamos capaces de nada más” (Joseph Ledoux).

Darnos cuenta de que no disponemos de dicho control y de que nuestros recursos son limitados por supuesto que genera ansiedad. Esto, en primera instancia, debe ser entendido como una reacción emocional con una función biológica por su valor adaptativo dado su componente de anticipación frente a una amenaza u objetivo, pero que “puede tornarse en des-adaptativa cuando se activa frente a un peligro irreal” (Damasio, 2006).

Por lo tanto, la ansiedad como mecanismo de anticipación nos sitúa en un futuro que puede ser posible, que nuestro cerebro puede simular y nuestro cuerpo hasta incluso manifestar.

Tanto la ansiedad como el miedo tienen manifestaciones parecidas. En ambos casos se aprecian pensamientos de peligro, sensaciones de aprensión, reacciones fisiológicas y respuestas motoras; por eso, algunos autores utilizan indistintamente un término u otro (Cambell, 1986). Mientras el miedo se evidencia ante estímulos presentes, la ansiedad se relaciona con la anticipación de peligros futuros, indefinibles e imprevisibles (Marks, 1986).

Si nos remontamos al pasado, el hombre vivía en un presente que no daba lugar a la ansiedad ya que el miedo generaba un estado de alerta y demanda de energía para la lucha por la supervivencia. Nuestro presente, en cambio, facilita la ansiedad. Ésta, como estado transitorio y no como rasgo, tiene connotaciones positivas aumentando el alerta y la percepción, focalizando la atención o provocando una mayor descarga del sistema nervioso simpático con el fin de disponer de la energía que se requiere afrontar la situación que dispara esta respuesta. Utilizar dicho “combustible” puede suponer actividad física y/o cerebral, debido a que se facilitan cambios en la estrategia cognitiva para resolver un conflicto o alcanzar una meta, y es en este punto en que logramos vincular este tema con la creatividad.

¿Y qué es ser creativo?

Es la capacidad de relacionar de un modo novedoso información con la cual contamos, hechos, experiencias, pensamientos y conceptos guardados en la memoria que constituyen el bagaje mediante el cual respondemos cada vez mejor a nuestro entorno. El pasado nos da las herramientas, sin embargo cambiamos permanentemente del mismo modo que se modifican los desafíos y las exigencias, y entonces aparece la ansiedad, necesariamente. 

En nuestro afán de control la ansiedad constituye un aliado de la motivación y nos impulsa a trabajar por nuestras expectativas. En conclusión, es parte de nuestra naturaleza.